El Madrid se luce ante el Barça
El conjunto de Scariolo fue muy superior al de Aíto, que acusó el estado griposo de Gasol
Ganó el Madrid y la batalla por el primer puesto de la Liga ACB sigue viva. Pero no sólo de eso se trataba. A pesar de sus dos derrotas anteriores, los madridistas habían declarado su convicción de plantar cara a la supuesta máquina azulgrana. En la primera oportunidad lo demostraron dominando de principio a fin. Ello no sólo refuerza la convicción del grupo de Scariolo, sino que vuelve a dar muestra de la fragilidad del Barcelona, ya apuntada en Málaga.
El Madrid salió disparado y el Barcelona no se enteró de lo que pasaba hasta bien entrado el segundo cuarto. De la acertada mano de Djordjevic y su extrema habilidad para sacar petróleo del sencillo y a la vez tan difícil juego del dos contra dos, los blancos pasaron por encima de sus rivales con un juego extraordinario.
REAL MADRID 89|BARCELONA 77
Real Madrid: Djorjevic (11), Alberto Herreros (16), Lucio Angulo (19), Meek (9), Struelens (11), Alberto Angulo (6), Raúl López (2), Iturbe (3), Milic (8), Roberto Núñez (4) y Zidek. Barcelona: Hawkins (6), De la Fuente (6), Karnisovas (14), Rentzias (10), Dueñas (4), Nacho Rodríguez, Elson (10), Digbeau (1), Navarro (9), Jasikevicius (13) y Pau Gasol (4). Árbitros: Arteaga, García Ortiz y Rosado. Unos 5000 espectadores en el Pabellón Raimundo Saporta, de Madrid. Antes del partido se rindió un homenaje a Ramón Mendoza, ex presidente del Real Madrid recientemente fallecido.
Se le conocen al Madrid ciertas virtudes, como su buena disposición defensiva, la habilidad de Scariolo para plantear problemas tácticos y la capacidad resolutiva de Herreros, Angulo o el mismo Djordjevic. Pero ayer sacaron a relucir algo que no suele ser tarjeta de visita. Su éxito ofensivo, sólo mitigado en algunos momentos del segundo cuarto por diversas zonas del Barça, se basó en una excelsa circulación del balón. Durante el primer tiempo la pelota se movió a una velocidad inusual y acompañada por el mejor criterio. Si el Madrid siempre intentó correr el contraataque para evitar la carga defensiva de un rival superior físicamente, cuando no lo logró su ataque estático fue demoledor, encontrando con paciencia y buen hacer las mejores posesiones. Sobre esta base, el resto lo puso su acierto en el lanzamiento.
En menos de cuatro minutos todo el quinteto titular madridista sabía lo que era anotar. Las diferencias fueron siempre en la misma dirección. En siete minutos eran diez puntos (24-14), en 15 se habían doblado (40-20). Si sorprendía la incapacidad ofensiva del Barça, aún más lo hacía su poca efectividad defensiva a pesar de que Aito probó todo lo probable y a mitad del segundo cuarto ya había usado a once de sus doce jugadores. Ni siquiera el efecto Gasol, disminuido por la gripe, pudo cambiar la dinámica. Su única aportación fue un triple fuera de tiempo que, para seguir con la tónica, fue dado por válido y dejó el marcador en un soprendente 48-32.
Teniendo el Barça tantos recursos, no era de extrañar que tarde o temprano encontrase algo en lo que apoyarse. Ocurrió en la final de Copa con la defensa de De la Fuente sobre Herreros y esta vez el objetivo fue Djorjevic. Navarro, Hawkins y el pegajoso Rodríguez fueron por él y le sacaron del partido. Privado de su batuta, el Madrid perdió el sitio. Su fluidez desapareció y el Barça fue metiéndose en el encuentro hasta discutir su desenlace: 58-52, en el minuto 8 del tercer cuarto. Pero volvió a tropezar en su gran talón de Aquiles. Teniendo tanto, le falta jerarquía. Su mejoría defensiva, basada en una efectiva presión en toda la cancha, no se vio acompañada con el liderazgo de alguno de sus hombres.
Lo que no encontró el Barça lo puso Herreros. Se habla del efecto Gasol, pero igual habría que empezar a fijarse en un jugador que cuando se enfrenta a los azulgrana se transforma. Clavó dos triples, aguantó el único momento brillante de Karnisovas y cuando tuvo que retirarse lesionado había colocado al Barça con el único objetivo posible de defender el basket-average: 72-59, a falta de seis minutos. A partir de ahí Djordjevic volvió a coger el mando en plaza y el encuentro terminó plácidamente.
La Liga renace, el Madrid refuerza sus teorías y el Barça no acaba de encontrarse. Sigue mostrándose poderoso en su envoltura, pero previsible, con un único ritmo de juego y sin que nadie asuma un papel estelar. A un mes de la fase definitiva, sus rivales crecen y ya no dudan de poder con el gigante azulgrana.
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