_
_
_
_

Cuestión de gustos

La empresa lleva 11 años en España, pero no ha conseguido adaptarse al consumidor

Amaya Iríbar

La decisión de Marks & Spencer de echar el cierre ha sido una sorpresa incluso para los que mejor conocen la mala marcha de la compañía en España, los empleados. Los últimos datos -las ventas crecieron un 15% hasta los 14.493 millones de pesetas y las pérdidas se redujeron a la mitad- y el hecho de que el grupo británico invirtiera alrededor de 5.000 millones de pesetas para abrir un nuevo local en pleno centro de Barcelona hace menos de año y medio parecían alejar una medida tan drástica. Además, en una de sus últimas reuniones, la dirección comunicó a los sindicatos que la filial tenía un plan para reforzar la marca, renovar la imagen y seguir incentivando a los empleados para incrementar las ventas, aseguran Pilar Rodríguez y Maite Cárdenas, de CC OO y dependientas del centro de Serrano en Madrid, el primero que abrió la firma en marzo de 1990.

Lo cierto es que esta filial nunca ha ido bien. Sus directivos han preferido no explicar el por qué esta semana, pero todos los consultados coinciden en que 'han cometido un error claro de aproximación', en palabras de Óscar Marcos, analista de Merrill Lynch. O lo que es lo mismo, han intentado importar el gusto inglés en lugar de adaptarse al mercado español. De esta circunstancia debió darse cuenta Cortefiel hace un año, cuando vendió su participación, que llegaba al 20%.

La empresa ha logrado, sin embargo, éxitos parciales, como los resultados de algunos centros o las ventas de lencería, sobre todo al principio cuando no había casi competidores.

El fracaso de M&S fuera de su país no es extraño en un sector en el que suele haber un líder local muy fuerte -El Corte Inglés en España, las Galerías Lafayette en Francia- y donde para que un centro coja 'velocidad de crucero' han de pasar al menos tres años, explica el analista de Merrill Lynch. A tres de los centros españoles de M&S -en Madrid, Bilbao y Barcelona- ni siquiera les ha dado tiempo.

Aunque las circunstancias de M&S pueden ser comunes a cualquier gran almacén que decida emprender la aventura internacional, el fin de la misma ha sido especialmente abrupto. Diez días después de abierta la crisis, la plantilla, formada por 780 trabajadores repartidos en nueve centros -sólo cuatro en propiedad- de Barcelona, Bilbao, Madrid, Sevilla y Valencia, sólo tiene clara una fecha, el 31 de diciembre, cuando las tiendas deben estar cerradas y sus trabajadores incorporados a otra empresas o en el paro. La empresa no tiene por qué tener problemas para vender o traspasar los locales -la mayoría muy céntricos- entre sus competidores. No ocurre lo mismo con parte de la plantilla. Muchos trabajadores de Serrano provienen del antiguo Celso García, tienen 25 años de antigüedad y una media de edad que ronda los 50.

Los tres sindicatos con representación -Fetico, CC OO y UGT-, cuyos delegados aseguran que existe una relación fluida con los directivos, están molestos por la forma en que ha sido comunicada la decisión y la rechazan 'por injustificada'. Una vez tomada, defienden la negociación, a lo que están abiertos los gestores, si bien tienen poca autonomía de Londres. Por ahora no saldrán a la calle, como han hecho sus colegas de otros países. De hecho estuvieron en su puesto unas horas después de saber que ya no cuentan con ellos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_