Viaje al paraíso

No, Ismael Serrano no ha olvidado lo aprendido de sus mayores, ni oculta sus debilidades y jamás deja pasar la oportunidad de rendir tributo a quienes algo le han enseñado desde las trincheras de la poesía, la música o el compromiso: Neruda, Silvio Rodríguez, Serrat, Che Guevara, el subcomandante Marcos o las madres de la plaza de Mayo. De todos ellos, sin duda, hay algo que aprender (por ejemplo, que la 'única lucha que se pierde es la que se abandona', según explicó antes de interpretar la escalofriante A las madres de mayo) y todos ellos, claro, tuvieron cabida en ese viaje propuesto por el cantautor madrileño hacia 'unos paraísos en los que habitualmente se nos niega la entrada', en referencia al título de su último álbum, Los paraísos desiertos. Un largo viaje (dos horas y media de espectáculo) repleto de emociones, recuerdos, relatos y sonrisas, realizado codo a codo con su audiencia, en el que no faltó casi ninguna de sus partituras más celebradas: la 'bronca generacional' de Papá, cuéntame otra vez, la conmovedora declaración de principios (dedicada a 'la gente que se moja') de Ya ves, el desgarrador grito contra la dictadura chilena de Vine del norte, el swing canallesco de Una historia de Alvite o el corrido zapatista México insurgente. Eso y la certeza de que el músico no cesa de buscar soluciones (en el jazz, la bossa, la rumba o el country) para remediar la escasez de recursos sonoros que tantas veces se le echa en cara.