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Reportaje:

Del Foro Mussolini a la Pérgola

Una muestra de antigüedades en Castellón usa la iconografía del fascismo italiano en su campaña de publicidad

María Fabra

Los caminos del arte son inescrutables. Cómo entender, si no, que dos esculturas destinadas a adornar el inacabado Foro Mussolini, acaben formando parte de la iconografía castellonense, convertidas en argumento para un cartel en el que se anuncia una muestra de antigüedades. Se trata de las obras Pugilista, esculpida por Giuseppe Cecconi y Hércules, obra de Eugenio Baroni, donadas para tan singular proyecto por las provincias de Ascoli y Ancona, respectivamente.

El patrocinio o la subvención a casi todo tipo de ferias que optan a una ayuda económica puede resultar peligrosa. Sobre todo, si sobre las mismas no se ejerce algún tipo de control o fiscalización, al menos, en el caso de que los patrocinadores sean instituciones públicas. Castellón celebra estos días la IV Muestra de Antigüedades y Almoneda, organizada por el propio gremio de anticuarios y almonedistas de Castellón que han dejado la responsabilidad de la organización en manos de Maribel García. Esta edición está patrocinada o subvencionada no sólo por el Ayuntamiento, sino por la Diputación de Castellón, la Consejería de Cultural, la Fundación Bancaixa, la Dávalos-Fletcher, la Cámara de Comercio de Castellón, la Confederación de Empresarios, BP Oil y Telefónica, según figura en el propio tríptico publicitario y de divulgación de la muestra. El caso es que tanto en el tríptico como en los carteles anunciadores de esta feria de antigüedades aparecen las dos esculturas, que formaban parte de un amplio grupo destinado a coronar un proyecto megalómano del dictador italiano.

Según Denis Mack Smith, investigador del All Souls College de Oxford, Mussolini pretendía que su Foro fuera 'un espectacular ejemplo del culto al deporte con que el Duce esperaba mejorar el vigor físico y la moral de los italianos' y lo que hoy queda, el Estadio de los Mármoles, es una muestra de sesenta atletas que envuelven la elipse del campo, construido entre los años 1927 y 1932 bajo la dirección del arquitecto Enrico del Debbio y por encargo de la Opera Nazionale Balilla, organización que programaba ejercicios físicos para jóvenes de entre 8 y 18 años, a los que premiaba con el lucimiento de impecables uniformes militares.

Sólo un error podía convertir dos mármoles del estadio en cartel de una feria como la referida. Fuentes municipales indicaron ayer que la organización ha reconocido que se trata de la reproducción de unas imágenes publicadas en el primer número de la edición española de la revista Franco Maria Ricci, publicada en 1989, creyendo que se trata de 'dos estatuas griegas'. Éstas, según las mismas fuentes, fueron elegidas porque resultaron del agrado de la encargada de realizar los carteles.

El reportaje, en cuestión, lleva por título Muchachos de Olimpia y, quizá, Maribel García debió pensar que se trataba de la Olimpia griega, sin advertir que ésta, de acuerdo con los parámetros estéticos del Duce, sólo estaba en la inspiración de los artistas. El sumario de la publicación de arte refiere que las esculturas llevan inscritos en la peana nombres de ciudades italianas pero tras ese registro 'alegórico y de fantasía es fácil reconocer a los auténticos Albino y Rosario, Saverio y Osvaldo, mitad muchachos de Olimpia y mitad muchachos de la calle, campeones de una extinguida bisexualidad mediterránea que encontró, en la mitología del macho fascista, el último espejo en que pavonearse'. Unos machos que invitan ahora, desde un gran cartel plagado de logotipos de organizaciones públicas y privadas situado a la entrada del parque Ribalta, a visitar una feria de antigüedades. Algo que, desde luego, nunca pasó por la mente de sus creadores.

Según indicaron ayer fuentes municipales, será el Ayuntamiento el que apruebe el próximo lunes una ayuda de poco más de 200.000 pesetas para el pago, precisamente, de los carteles y trípticos de esta muestra, que han inundado la ciudad de pugilistas y hércules liberados de simbolismos. Fueron 'mosqueteros del Duce', en la jerga de los homosexuales que acudían a contemplar las figuras desnudas del estadio, que Castellón ha recuperado como 'modelo estético' a cargo del erario público.

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