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La difícil 'dolarización' de El Salvador

Críticos y defensores especulan con el futuro del país si se lleva a cabo el controvertido proceso monetario

Mientras el presidente del Banco Central de Reserva (BCR), de El Salvador, Rafael Barraza, se ufana de valorar como exitoso el proceso de dolarización puesto en vigencia desde el primer día del presente año, otros sectores se muestran ofendidos con la medida y exigen al Gobierno la suspensión del cuestionado proceso monetario.

Barraza indica que en tres meses se ha logrado hacer circular 96,6 millones de dólares, lo que significa el 19,1% del total de la masa circulante, que es de 507 millones de dólares. Para el funcionario, esto es una muestra de que "los salvadoreños se están familiarizando cada vez más con la moneda del dólar".

Sin embargo, las cifras evidencian que las iniciales expectativas del Gobierno se han venido abajo, si se toma en cuenta que durante los cuatro primeros días del enero circularon 43,4 millones de dólares, es decir, el 44,9% de lo que hasta el momento se ha logrado poner en la calle. De haber seguido aquel ritmo, la dolarización sería total en la actualidad; sin embargo, a la marcha real en que avanza en este momento, lo cierto es que no será efectiva antes de abril del próximo año, de acuerdo a los analistas locales.

El Gobierno de Francisco Flores decidió dolarizar la economía con la finalidad de sacar a El Salvador de un proceso de estancamiento que arrastra desde hace cinco años.

La lógica oficial indicaba que la medida reactivaría la economía debido a que bajarían las tipos de interés de los créditos, generaría confianza para los inversores extranjeros y se mantendría la disciplina macroeconómica.

Desde un inicio, la puesta en vigencia de la medida monetaria cosechó fuertes críticas de sectores civiles y políticos de la oposición; unos, con alegatos constitucionales y otros, ideológicos.

Entre los más fuertes adversarios se encuentra el ex rebelde Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), la segunda fuerza local, que asegura que la crisis económica "sólo se podría resolver a través de una concertación amplia que busque reactivar el agro y la industria, así como resolver la traumante inseguridad ciudadana por el accionar del crimen organizado, responsable de contrabando, secuestros, homicidios agravados y asaltos a bancos y empresas".

Secuelas de los terremotos

El ex ministro de Economía Arturo Zablah, que formó parte del Gobierno de Alfredo Cristiani (1989-1994), del mismo partido Alianza Republicana Nacionalista (Arena) al que pertenece el mandatario Flores, considera que la "dolarización debe suspenderse", especialmente después de que El Salvador fuera asolado por dos terremotos en los meses de enero y febrero pasados.

Zablah advirtió de que antes de haberse puesto en marcha la dolarización ya se detectaban varios riesgos: alza de los precios del petróleo, baja en los precios de los productos locales de exportación, catástrofes naturales y estancamiento económico en Estados Unidos.

Todos estos riesgos están vigentes, analizó Zablah, quien agregó que, tras los terremotos y sus consecuencias, el déficit fiscal podría dispararse hasta el 5% del producto interior bruto (PIB). Sin embargo, la Secretaría del Tesoro de Estados Unidos había advertido de que un requisito indispensable para hacer efectiva la dolarización es la eliminación del déficit fiscal, lo que incrementaría la crisis económica local.

Por otra parte, Carlos Pinto, presidente de la gremial de medianos y pequeños empresarios y hasta hace poco un devoto defensor de la dolarización, denunció que la banca privada no ha bajado las tasas activas, aunque sí las pasivas, y que además está cobrando excesivas comisiones en negociaciones comerciales que antes no existían; esto mantiene deprimida a la pequeña empresa, que es la que más genera empleo en El Salvador.

En tanto, testimonios de residentes en zonas rurales país indican que la dolarización no ha llegado a todos los rincones; las personas y comerciantes en los mercados populares, en tiendas y en el transporte público continúan prefiriendo la moneda local (el colón, ahora fijado en 8,75 por dólar) para hacer sus transacciones rutinarias, por lo que los críticos concluyen que la dolarización no ha beneficiado a todos los ciudadanos, pese a lo que el Gobierno pregona.

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