El goleador pertinaz
El delantero de Osasuna ha sobrevivido a los éxitos y a los fracasos
Iván Rosado (Huelva, 1974) fue una de esas esperanzas que asoman en equipos menores (Recreativo), se contrastan en equipos nodrizas (Rayo Vallecano) y acaban en equipos laborales (Osasuna), en espera de tiempos mejores. Una cuestión de aprendizaje, una prueba de personalidad que este delantero onubense ha resuelto con tanta habilidad como fe en sus posibilidades.
La vida deportiva no ha sido fácil para Iván Rosado. No es sencillo el tránsito de casi nada a casi todo para acabar en un equipo de operarios conjurados sinceramente para salvar las categoría. Más aún: a Rosado lo contrató Lotina, el actual técnico de Osasuna, pero no le dió carta de naturaleza hasta esta temporada, convertido en un recurso imaginativo para los momentos espesos.
Y, sin embargo, Lotina, que lo fichó del Rayo Vallecano, siempre confió en este jugador enjuto, con aspecto de medio punta al que le gusta habitar en el área y encarar a los centrales. Osasuna, un equipo a destajo, le confió la tarea de resolver los partidos a otros jugadores más emblemáticos: Armentano, goleador en Segunda División; Sabino, un jugador de carácter; Trzeciak, el pedigrí polaco del equipo; y Ziganda, el alma del vestuario.
Rosado no era nada de eso, y sin embargo tenía a bien resolver los contenciosos del equipo a base de habilidad y entrega. Curiosamente, se ha convertido en el futbolista de Osasuna que más kilómetros recorre en el campo y el más entregado a la causa general del equipo y particular de su progreso. Cuando considera que el trabajo del entrenamiento ha sido menor del que esperaba acude a las instalaciones de Tajonar (Pamplona) para realizar carrera continua y mejorar las prestaciones por su cuenta.
Su relación con el equipo es perfecta, pero tiene el aspecto de un tipo raro: más que los periódicos, le gustan los libros de economía (quizás influído por las inversiones), un asunto poco común que, sin embargo, no le alejan del colectivo.
El domingo en San Mamés cumplió las expectativas: su equipo ganó, provocó un penalti, marcó el gol de la victoria y recorrió más kilómetros que todo el Athletic junto. Es lo suyo: hacer goles resolutivos sin desatender el espíritu operario del equipo. Algo enseña Osasuna: la calidad no está reñida con la entrega. Según Lotina es el apunte de un crack que, seguramente, no estará la próxima temporada en Osasuna.
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