Violencia injustificada

A diferencia de los jóvenes estudiantes apaleados, señor policía, siento pena por usted, porque supongo que le gusta ir a su casa contento después de una jornada de trabajo bien hecha. ¡Y claro...!, sé que el 29 de marzo no llegó satisfecho a su hogar, frustrado tras su brutal actuación frente a jóvenes armados de... instrumentos musicales y entusiasmo. Claro, esta situación le hace cabrearse con todos, incluso con uno mismo, más aún, si piensas lo que te puede caer si prosperan ciertas denuncias. También es verdad, que intentará justificarse pensando que cumplía órdenes, pero sabe que eso no es excusa. Para refrenar esos instintos violentos que mostró poseer, le recomiendo leer, ¡ayuda a abrir los cerebros! También puede ocurrir que se sienta satisfecho del deber cumplido. Entonces, le recomiendo un traslado a otro lugar donde pueda ejercitar más frecuentemente sus aptitudes en el arte de la represión; o asistir a cursos de psicología. Le saluda un profesor de muchos de esos jóvenes, que vio su cara de miedo mientras les pegaban sin motivo.