Fracaso
No es ni siquiera el conflicto que viene. Seguramente, después de meses sin faenar, los pescadores ya iban tragando que las cosas no acabarían bien. No ha habido acuerdo de pesca con Marruecos. En Barbate los marineros se han encerrado y el alcalde, del PP, les apoya y pide a Aznar que intervenga, el alcalde apoya a la gente de su pueblo que se ha quedado viendo venir el fracaso y sin que nadie haya movido un dedo por tratar de encontrar salidas a una situación que no pilla de sorpresa a quienes la sufren. Primero porque Marruecos no estaba por la labor de acordar nada y, desde luego, porque el Gobierno español ha dejado hacer a la UE, en una negociación burocrática y fría. Tanta ha sido la frialdad del Gobierno que, conocido el fracaso de las negociaciones, el ministro de Agricultura hizo unas primeras declaraciones que confirmaron la distancia con que se había situado ante el asunto, porque el señor Arias Cañete dijo agradecer 'el esfuerzo de la Comisión Europea para impulsar el acuerdo'. La Comisión Europea, sin duda, tiene suerte con el Gobierno español, tan comprensivo.
Llegados a este punto, es oportuno preguntarse cómo son, en este momento, las relaciones de España con Marruecos. El Gobierno español ha dejado hacer a la Comisión Europea en unas negociaciones burocráticas y de oficio, cuando podía haberse empeñado, haber intentado acercamientos bilaterales, que no habrían entorpecido sino todo lo contrario, la negociación de la Comisión, pero eso no sólo no ha pasado sino que nada indicaba que pudiera pasar. Cuando desde la oposición se reprocha a Aznar su poco peso en la Unión, cuando se critica su política exterior, cuando se le recuerdan viejos reproches a gobiernos anteriores, cuando esos gobiernos presionaban para conseguir aquello que era necesario conseguir; desde el PP se buscan argumentos para desactivar la crítica, pero, al menos en este caso, no se encuentran o, si se encuentran, son tan peregrinos como el de echar la culpa del fracaso a Felipe González, tal cual ha hecho el secretario general del PP andaluz, Antonio Sanz, en un alarde de imaginación que no ha logrado desactivar la sensación de fracaso, no de la Comisión Europea, sino del Gobierno español ante el gobierno de Marruecos.
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