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Reportaje:

Conmoción en la cancha

Mourning reaparece en el Miami pese a no estar recuperado de una grave dolencia renal

A menos de cuatro minutos del final del primer cuarto del partido del martes entre los Heat de Miami y los Raptors de Toronto, Brian Grant, con dos faltas, fue sustituido en el equipo de Florida por Alonzo Mourning. La sorpresa fue enorme. Tras los Juegos Olímpicos de Sydney, a Mourning le fue diagnostica una glomerulosclerosis, una enfermedad que debilita el riñón y suele requerir diálisis o un trasplante. Los médicos descartaron que jugase esta temporada. Ante el Toronto, vencedor (92-101), logró nueve puntos y siete rebotes en 19 minutos. Se le vio falta de ritmo. Ha perdido masa muscular y falló tiros fáciles. Ahora será sometido a controles diarios y decidirá partido a partido si juega.

Mourning volvió a los entrenamientos hace seis semanas. Su decisión de saltar de nuevo a la pista se debió a que los especialistas le han confirmado que su mal podría no evolucionar en ningún sentido en al menos un año. 'No está curado. La dolencia remite, pero los riesgos persisten', advierte su agente, David Falk. 'Lo más difícil es que los doctores no me aseguran nada sobre mi futuro. Cada vez que salga a la cancha estaré preocupado. Soy humano', reconoce Mourning, que comunicó su resolución a su técnico, Pat Riley, y al dueño del equipo, Micky Arison, días atrás. Antes la compartió con sus íntimos: el doctor Gerald B. Appel del Columbia Presbyterian Medical Center, de Nueva York; su familia, su representante y el que fue su entrenador en la Universidad de Georgetown, John Thompson. ¿Por qué vuelve? 'Juego desde los 12 años y amo el baloncesto. Quiero ganar un campeonato y, a mis 31, me quedan pocas oportunidades', dice.

La glomerulosclerosis, según algunas especulaciones, pudo generársele a Mourning por sus múltiples viajes con el equipo olímpico norteamericano y el consiguiente cansancio. Además, en plenos Juegos, regresó fugazmente a Miami para asistir al nacimiento de su segundo hijo, apadrinado por su amigo Pat Ewing, del Seattle, que se ha ofrecido a donarle uno de sus riñones. La enfermedad de Mourning es común entre los afroamericanos jóvenes. Ataca los filtros del riñón que transportan los deshechos de la sangre y ello produce altas cantidades de proteínas en la orina, subida del colesterol e inflamación de las piernas. El jugador toma más de diez píldoras diarias y sigue una dieta baja en sodio.

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