Más puyazos que en Valencia
La novillada de Las Ventas se llevó más puyazos que cualquiera de las corridas de toros de las Fallas de Valencia. ¿Tiene lógica el asunto?
Y no se crea que salió una de esas novilladas de aquí te espero, grandotas y corpulentas. Por el contrario era novillada hecha tercios -tres y tres-, terciada la llaman, en tanto las corridas falleras de Valencia eran de las de alto copete, con figuras en el cartel, y los toros rodaban lastimosamente por la arena. ¿Se puede aguantar?
Y como no hay quien lo aguante, alguien con responsabilidad en la vaina debería intervenir, averiguar a qué obedece semejante contrasentido y desvelar si las sospechas que suscita son ciertas.
No se trata de un caso insólito. Es común en las ferias que, salvo excepciones, salgan lisiados los toros, mientra en Madrid, salvo excepciones, tienen lo que hay que tener.
Serrano / Triviño, Romero, Reyes
Tres primeros novillos de El Serrano y resto de Félix Hernández Barrera, de discreta presencia, enterizos excepto 5º -inválido-, mansos, manejables. José Luis Triviño: aviso antes de matar, pinchazo y bajonazo infamante (silencio); estocada corta delantera (silencio). Ángel Romero, de Sanlúcar de Barrameda, nuevo en esta plaza: estocada trasera caída (silencio); estocada atravesada que asoma, estocada y tres descabellos (silencio). Reyes Mendoza: estocada corta ladeada perdiendo la muleta (insignificante petición y vuelta); pinchazo, otro saliendo derribado, pinchazo perdiendo la muleta y estocada (palmas). Plaza de Las Ventas, 25 de marzo. Media entrada.
Se ha llegado a tales extremos que una corrida en Madrid y otra en cualquier parte no se parecen en nada. Ni por los toros, ni por la autoridad, ni por los trofeos que se conceden, ni por las epopeyas que se glosan. Las épicas de otras plazas a lo mejor en Madrid se liquidan con la indiferencia deun silencio sepulcral.
En tanto los toros suelen salir sin la edad aparente ni la fuerza mínima en la mayor parte de las ferias, y la lidia ni existe, a pesar de lo cual llueven orejas, en Madrid (que no es lo que era, por cierto), el toro se exige, y sale, y para su lidia la afición hila delgado, y los presidentes -por lo general- ni compadrean ni van de pasmarotes.
De donde ponerles la lupa a los novilleros que se midieron con la novillada de Las Ventas daría no sé qué. La verdad es que la lupa la resistían poco, si bien las características de los novillos que hubieron de lidiar, alguno de ellos recrecido después de haberse llevado tres puyazos, mansos todos, les concede un indudable mérito.
José Luis Triviño recibió a su primer novillo con una larga cambiada de rodillas a porta gayola y a los dos de su lote, ambos manejables, los muleteó voluntarioso. Hizo excesivamente largas sus faenas, pero ocurrió lo mismo con sus compañeros de terna, todos ellos fieles seguidores de la tónica pegapasista del escalafón.
Ya se sabe: donde no hay calidad lo suplen con cantidad. El pegapasismo interminable e insoportable, las faenas-río, el palizón de pases pretende disimular la incapacidad para torear según mandan las reglas del arte; sin conseguirlo, naturalmente.
El debutante Ángel Romero dibujó unas verónicas de sorprendente pureza, embarcando la embestida en los suaves vuelos del capote. Luego decepcionó en su primera faena, pues se ponía en plan pegapases, mas en su segunda sacó par de excelentes tandas de redondos y naturales desde la naturalidad y la templanza. Claro que se las instrumentó al único inválido y auténticamente pastueño de la novillada.
El cordobés Reyes Mendoza trajo alardes temerarios y una dosis de tremendismo que alborotaron el cotarro. Bastante destemplado en su faena al tercero de la tarde, estaba empeñado en cambiarle el viaje por la espalda y se lo cambió. Con el sexto repitió varias veces el alarde, introdujo circulares de espaldas, manoletinas, esas cosas. Y no es que el derroche tremendista impresionara a la afición pero se lo hacía a un novillo que tomó tres varas y no se caía. O sea, lo nunca visto. En las fallas de Valencia, se quiere decir.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
El Louvre, en su punto más bajo: ¿qué le pasa al museo más famoso del mundo?
Kate Winslet nos habla de su debut como directora (y de lo difícil que sigue siendo ser mujer en el cine)
La Administración de Trump publica (a medias) los papeles de Epstein: ¿cuáles son las principales novedades?
Cómo llegaron los líderes europeos al acuerdo para financiar a Ucrania
Lo más visto
- Uno de los promotores de la señal V-16 de tráfico: “Es duro oír el testimonio de víctimas que han sufrido amputaciones al poner los triángulos”
- Más de 40 congresistas demócratas piden por carta a Trump que cese en sus “intentos de socavar la democracia en Brasil”
- Cae una organización que enviaba camiones cargados de cocaína desde Marbella hasta varios países europeos
- La policía registra varios domicilios y las oficinas de la ministra francesa Rachida Dati por otro presunto caso de corrupción
- Manuel Castells, sociólogo: “El mundo está en un proceso de autodestrucción”




























































