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Crónica:FÚTBOL | 27ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Mallorca vence también al Madrid

Merecida victoria del equipo de Luis Aragonés en Son Moix ante un líder mediocre

A partir de un Nadal exuberante, el Mallorca construyó un triunfo trabajado y merecido. El Madrid sólo se pareció tímidamente a sí mismo durante media hora, cuando Figo y Raúl probaron la variedad defensiva de Nadal y la agilidad del meta argentino Leo Franco, ambos en estado de gracia. Pero ahí quedó todo. Arrancó por el extremo izquierdo Soler a los 40 minutos, sirvió en bandeja el gol local y se difuminó el cuadro de Del Bosque, que ya no levantó cabeza. Otra muesca en la impresionante trayectoria de Luis Aragonés, que le hizo hincar la rodilla otra vez al grande.

El partido de ayer arrancó el viernes. Al terminar el entrenamiento del Mallorca, un jugador espigado y rubio, de pelo largo, seguía corriendo. No se trataba de un chaval precisamente, sino de Miquel Soler, de 36 años, un aventurero de mil batallas. Y la hace para prolongar día a día su dilatada carrera. Y para disfrutar de momentos como los de ayer. Se acababa la primera parte, el Mallorca corría detrás del balón, el Madrid mandaba con autoridad, pero... Este tipo de futbolista posee una fe inquebrantable. Robó el balón en el centro del campo, se lo dio a Ibagaza y se lanzó sin pensarlo en una carrera enloquecida hacia el córner izquierdo; inútil despliegue, se pensó, pues Figo, al darse cuenta, lo persiguió con determinación hasta la misma esquina; sin embargo, Ibagaza envió donde debía la pelota, Soler llegó al fondo, y ante la presencia del desfondado Figo, la centró de rosca, al segundo palo.

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Del resto ya se encargaría la pareja de jóvenes delanteros más descarados de la Liga, los mismos que han llevado al Mallorca a ser el único que aguanta el tirón de los cuatro grandes: Luque y Eto'o, claro. Cabeceó cruzado el primero en busca de su amigo, Eto'o luchó por la pelota con Casillas y de la refriega el balón acabó en la red, sin nadie que lo tocara. Luque apenas se entrenó durante la semana, aquejado de una dolencia en el nervio ciático, pero Aragonés insistió en que jugara. '¡A mí, a su edad, no me dolía ni el corazón!', le regañó el viernes Luis. Y Luque, sin estar a su altura debido a la dolencia, le devolvió la confianza al técnico. El Mallorca se desenvolvió como un solo cuerpo en el que únicamente desentonó Finidi, que actuó con desinterés desesperante.

Hasta el gol local, el Madrid se movió con frescura hasta cierto punto. El que marcó Nadal, pletórico en el centro de la defensa. Justificaba con creces la convocatoria de Camacho. A sus 34 años, el zaguero recordó en su autoridad al defensa central que un día fue.

Tras un arranque vibrante, el choque se aplatanó. El Madrid expuso una superioridad anodina, más horizontal que vertical. Pero el oficio de la vieja guardia mallorquina (Soler, Engonga, Olaizola y Nadal) impidió que se plasmara el dominio madridista.

El Madrid salió tocado anímicamente tras el descanso: tanto atraco de balón no le había servido para nada. Nadal barría con facilidad lo que caía por el área, que cada vez era menos. Especialmente porque con los cambios de uno y otro equipo salió ganando el Mallorca. Retirado Luque, Luis mandó a Ibagaza al eje y ahí se vio todavía con más claridad de qué futbolista estamos hablando: de uno excelente. A ello se unió la nueva incorporación al mediocampo, Novo, un chico de 22 años con un uno contra uno extraordinario. Que se lo pregunten si no a Roberto Carlos, que le vio el dorsal más de lo que habría deseado.

Luis Aragonés tenía el encuentro donde más le gusta y entonces se mostró en estado puro. Primero se encaró con su público, al que recriminó con un corte de mangas los silbidos que le había dedicado por cambiar al exhausto Luque; y después le replicó a Hierro cuando éste se acercó al banquillo a tirar una falta y le comentó algo.

Visto que se le iba el encuentro, Del Bosque tomó medidas drásticas. Dio paso de una tacada a Savio, Munitis y Guti, pero los tres resultaron pan comido para los motivadísimos jugadores del Mallorca, que se sabían protegidos, por si fuera preciso, por el avispado Leo Franco.

Al final, el Madrid fue poca cosa y tan sólo le acercó al empate el coraje de Figo, que resucitó eventualmente a su equipo en una jugada espectacular. Le arrebató el cuero a Paco Soler en la zona defensiva del Madrid, lo entregó, se recorrió todo el campo y llegó a la otra portería para rematar dentro del área pequeña un centro desde la izquierda de Roberto Carlos. Leo Franco, sin embargo, estuvo atento.

Marcos se interpone en el camino de Figo.
Marcos se interpone en el camino de Figo.TOLO RAMÓN

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