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Entrevista:ENTRENADOR DEL MALLORCA | LUIS ARAGONÉS

'Aprendí a vivir con la soledad del entrenador'

Cultiva la imagen de viejo sabio y gruñón (es el Fernán Gómez del fútbol), lleva 26 años como entrenador de Primera y sigue siendo el técnico más querido por los jugadores de la Liga. Lo adivinaron: Luis Aragonés, de 62 años. 'Siempre va de frente y eso es muy difícil de ver en el fútbol', dice de él, elegido al azar, el portero del Mallorca Leo Franco, antes de enfrentarse hoy al Madrid.

Pregunta. ¿Habla más con los suplentes que con los titulares?

Respuesta. Creo que es meritorio que uno que no juega tenga la explicación del entrenador.

P. ¿Cómo está tan cerca de los futbolistas si dejó de jugar en 1974?

R. Pienso como jugador. Sé perfectamente cómo son. Jugué hasta los 37 años y me siento futbolista.

P. ¿Sigue lanzando bien las faltas?

R. Si me sofronizo, todavía. Sofronizar quiere decir tener concentración máxima: está cerca del hipnotismo. Las personas no saben dónde pueden llegar. La mente es fundamental para la concentración y para poner el corazón a 200 pulsaciones y no estar cansado.

P. ¿En qué se basa su relación con los jugadores?

R. Cuando tengo que llamarle la atención a alguien, lo hago delante del grupo. Y después trato de ser justo. Si cometo un error, lo reconozco. El apoyo mío lo tienen, pero también la exigencia. El mayor culpable en todo soy yo porque soy el que manda.

P. ¿El entrenador tiene mucho protagonismo?

R. Tiene muy poco. Los que hablan del protagonismo del entrenador saben del fútbol sin contrario, pero no saben dónde están los pasillos de seguridad en el fútbol.

P. ¿A qué se refiere?

R. Sabemos que el Madrid está seguro en la definición si pasa por Raúl; otro pasillo de seguridad por banda es Figo, aunque a veces entra por el centro; sabemos que el Madrid sale jugando por Hierro...

P. ¿Por qué Figo ya ha dado 14 pases de gol, mientras que en todo el curso pasado dio 10?

R. Porque Figo no es el extremo del Barça, sino que se mete más por el centro y entra más en contacto con el balón.

P. Usted alaba la mesura de Del Bosque. ¿Le gustaría ser más frío?

R. Soy más vehemente. Cada uno es como es. Yo podría imitar la frialdad, pero sería una imitación. Mi vehemencia, que está controlada, pretende no dejar pasar algo que nos puede perjudicar.

P. Pero el otro día en el Camp Nou le dijo al árbitro...

R. Le dije 'tienes cojones', eso está supercontrolado. Es una palabra que está en el palabrero.

P. ¿Se intimida al árbitro desde el banquillo?

R. Siendo jugador se intimida mucho más. Guardiola lo hace muy bien. El fútbol es de listos. Conozco a los árbitros (a los más débiles, a los más fuertes), y si creo que voy a conseguir algo...

P. ¿El fútbol se aprende en el barrio?

R. Sí, se aprende practicando. Al niño le entra por los ojos. Es complicado explicar cómo le pega un zurdo y, en cambio, si lo ven... Los argentinos y uruguayos nos sacan tres o cuatro años. Lo aprenden en el potrero. Un defensa argentino difícilmente se traga un amago; y un español sí, hasta que se olvida de la silueta y se fija en el balón, que no le equivoca nunca. Los cracks normalmente vienen de abajo.

P. ¿Quiénes son ahora los cracks?

R. No los hay. El último ha sido Maradona. Pelé, Di Stéfano... no sólo es jugar bien al fútbol, es aglutinar a 10 jugadores en tu idea. Y por eso tienen una inteligencia enorme. Lo que sí ha mejorado es la media, además de 10 futbolistas de una gran talla: Rivaldo, Raúl, Deschamps, Maldini....

P. ¿Y entrenadores, hay alguno que le recuerde a usted cuando empezaba?

R. Para mí, cuando empecé, fue muy difícil. Nadie en España ha tenido la experiencia de acostarse como jugador y levantarse como entrenador. No es un buen método. Lo hice por amor a unos colores y por cariño a un presidente. Pero al mismo tiempo he visto trabajar en Alemania, Inglaterra, Francia, Polonia ... Salvo en Polonia, que vi a dos entrenadores importantes, el resto no me enseñaron nada.

P. ¿Qué le parece el éxito de su amigo Irureta?

R. Tiene una gran pasión por el fútbol. Y después se ha preparado mucho, también en su vida personal.

P. Él es un estudioso, ¿usted es más intuitivo?

R. No, yo veo vídeos, revistas menos porque el fútbol entra por los ojos; me he ido 15 días a ver al Manchester o al Bayern, o a ver cómo es Argentina y cómo su idiosincrasia se adapta a su fútbol.

P. Y los españoles, ¿cómo juegan?

R. No sabemos a qué juegan. Cada selección juega según su idiosincrasia. Pero nosotros no. Primero, por el entorno, que nos hace favoritos sin serlo. Francia ha encontrado un fútbol que se adapta a su forma de ser. Debemos jugar como somos. Hay que decir rápido que vamos tres años por detrás y que vamos a tratar de estar a su altura en ese aspecto. Y si te enfrentas a Alemania o Islandia, que juegan muy bien al rechace, habrá que aprender eso también. La selección gana 9-0 a Austria y decimos 'somos unos monstruos'. Hay cosas en que nos ganan: las zonas donde no te puedes tragar un amago, la viveza de una falta en el centro del campo, la picardía en la definición... Los equipos españoles sí saben cómo jugar; Portugal quiere ser Brasil; Francia es un cómputo de Italia, Brasil y Argentina.

P. ¿Confía en ser seleccionador?

R. Mientras tenga salud, estoy abierto a cualquier equipo del mundo. Pero hoy España tiene un seleccionador que sabe de esto.

P. ¿Qué selección le hizo una oferta?

R. Nigeria, para ir al Mundial de Francia. Pero yo tengo una familia y no acepté. Hace 20 años, estuve a punto de ir al Fiorentina y lo que me atrae ahora es el fútbol mexicano.

P. El mito del contragolpe de Aragonés, ¿es verdadero?

R. No. El Atlético de Madrid jugaba así ya antes de que yo lo entrenara. Es su idiosincrasia. Conmigo de jugador ganamos tres Ligas y cuatro Copas, después he ganado tres Copas como técnico. No se ajusta a la realidad, pero si lo podemos usar en un momento determinado, es la mejor forma de matar al contrario.

P. Siempre ha chocado con los dirigentes: Núñez, Gil, Roig, Lopera...

R. A Gil, cuando había algunas cosas, se lo decía a la cara. Con Núñez, hubo un enfrentamiento con los jugadores y yo me puse de parte de ellos. Roig tuvo dudas y decido marcharme, lo que significa no cobrar. Y con Lopera hablamos de unos jugadores y se traen otros. En una final de Copa, en Zaragoza, el año que entra Gil en el Atlético, ya habíamos hecho la charla y no era momento de entrar allí el presidente: no me gusta que los presidentes entren en el vestuario. Y ahora que se ha puesto de moda el director general, yo quiero enterarme antes de lo que se habla con los jugadores.

P. ¿Puede vivir sin el fútbol?

R. No. Lo probé cuando me fui del Betis y no pude. Estaré hasta que el cuerpo aguante. Dios me ha dado una salud fuerte. A veces se me ha visto que la soledad va conmigo, y lo que he hecho es aprender a vivir con mi soledad. Sacchi no ha sabido vivir con su soledad, aunque creo que también hay un problemilla físico. Yo lo aprendí cuando empecé, me di cuenta de que la soledad del entrenador es muy grande.

P. ¿Cómo se desenchufa del fútbol?

R. No puedo, salvo si encuentro un libro que me guste mucho.

P. ¿Se considera un estratega?

R. No. Lo que sí veo es las zonas donde me están perjudicando. Pero lo más importante es saber llevar un vestuario, y entender a un grupo de chicos a los que les llevo una eternidad. Y bromean conmigo como si fuera de su edad. Y después, el orden es fundamental.

P. ¿Disfruta más en los entrenamientos o en los partidos?R. Recuerdo que Miguel Muñoz, que me enseñó bastante, me decía: 'el fútbol sería perfecto si no hubiese domingos'. Para mí es al revés. Me realizo plenamente en los partidos.

P. ¿Llega a pensar que lo sabe todo?

R. No. Yo me he ido también a equipos modestos y estoy más satisfecho de mi etapa en ellos. Había un borrachín en Oviedo que, después de los partidos, me decía: 'Mister, hoy hemos fallado por la izquierda', y yo me iba a casa, empezaba a pensar y me daba cuenta de que aquel hombre casi siempre acertaba.

P. ¿Cómo convierte a un delantero sin gol en un goleador?

R. Es quitarle trabajo. Mentalizarle en ser un poco más egoísta. A Mijatovic le gustaba jugar en el centro del campo; era un hombre con ocho metros de velocidad y aceptable tiro. Quizá el que más, ha sido Hugo Sánchez, que en México nunca fue goleador: jugaba de extremo izquierdo, pero aprendió rápido porque es muy inteligente. A Ibagaza le gustaba más pasar que marcar, y ahora ya le gustan ambas cosas.

P. ¿Libertad absoluta para el hombre más creativo?

R. Para todos, lo que sí hay que tener es un orden en la permuta. Y fundamentalmente los laterales, que tienen que doblar tres o cuatro veces cada partido.

P. El famoso 'míreme a los ojitos' le falló con Romario.

R. No. Cuando un jugador te contesta sin mirarte, te puede estar engañando. Él se comprometió conmigo totalmente. Romario viene recién casado, no está en forma, no lo pongo contra el Bayern y él se cabrea. Yo le digo que se quede, pero también le digo que el único privilegio de un jugador sensacional es cobrar más que los demás. Él quería que se le aceptasen los privilegios que Bilardo le da a Maradona.

P. ¿Es el mejor futbolista que ha tenido?

R. El de más rendimiento arriba ha sido Hugo Sánchez. Pero también Ayala, Gárate, Mijatovic, Suker...

P. Irureta dice que él se parecía a Gerard. ¿Y usted?

R. A nadie. Y no creo que Irureta se parezca a Gerard. Trabajaba más que Gerard, y tenía más gol.

P. ¿Qué le pasa al calcio?

R. Que se acostumbra a unas formas que le dan resultado y no cambia, salvo el Milan de Sacchi, que sí innova. Hay un acercamiento a Sacchi, pero como no sale, vuelven al fútbol rácano. Y ahora que la gente cada vez juega mejor... pero el fútbol italiano cambiará: y entrarán entrenadores distintos.

P. ¿Esa imagen de sabio gruñón es una pose?

R. No, no soy gruñón, pero como quiero que salgan las menos noticias posibles que perjudiquen a mi equipo, pues puedo poner una pantalla.

P. ¿Y es tan supersticioso como dicen?

R. No, el amarillo es un tema heredado, un amigo que te dice que el amarillo... y alguna otra cosa.

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