Europa atonta al Deportivo (2-0)
La aparente fatiga del equipo gallego facilita la cómoda victoria del Las Palmas
El mundo sería más llevadero si no existieran las resacas, pero así es la vida y el que no lo prevé, lo paga. La semana de euforias europeas trituró al Deportivo, que compareció en el Insular atontado por el éxito y sin la menor intención de pegar un sello para seguirse ganándose el salario cotidiano. Sólo el Las Palmas se tomó el partido en serio y con el empuje añadido de quien vive acuciado por la necesidad. Y cuando el Depor se acordó de que estaba jugando un partido, ya era demasiado tarde para reparar la avería.
Se le podría llamar síndrome de la Champions y sus síntomas son una mezcla de cansancio físico y relajación mental. Dicho de otro modo: quien contrae este mal da muestras de tener siempre la cabeza en otra parte. El síndrome atacó el año pasado a Madrid y Barcelona, y el gran favorecido de entonces, el Deportivo, había ido librándose de él hasta ahora, pero anoche sufrió una invasión masiva del pernicioso virus. Cuando comenzó el partido en el Insular, el Deportivo sólo estaba de cuerpo presente. El Las Palmas tardó muy poco en enterarse. Y, en cuanto venteó cómo estaba el rival, le dio un baño.
Lejos de los sueños europeos del Deportivo, el Las Palmas lucha por la supervivencia y, en esas condiciones, nadie puede permitirse un día libre. Ni siquiera cuando la empresa no paga las nóminas, como ocurre en el equipo canario. Sin miedo al adversario y sin escatimar un esfuerzo pese a sus problemas económicos, el Las Palmas se lanzó a por el partido y lo capturó al poco de empezar, en una acción sonrojante para la defensa blanquiazul, que consintió dos cabezazos consecutivos sobre la línea del área pequeña.
A partir de ese momento, empezó el baño. Para conseguirlo, el Las Palmas ni siquiera necesitó ocupar todo el terreno. Le bastó simplemente con perseverar por el costado izquierdo del Deportivo, una pista rápida por la que despegaba a toda mecha. No deja de resultar curioso que el Deportivo se hiciese añicos por esa banda, donde Irureta situó anoche a dos laterales, Romero y Capdevila, de los que al menos podía esperarse que cerrasen bien su terreno. Todo lo contrario, y nadie mejor que Capdevila expresó la diferencia entre el Depor europeo y el español: uno de los héroes en San Siro y un verdadero desastre en el Insular. El jugador local que más brilló fue Jorge. El chaval se enfrentaba a algún futbolista con edad para ser su padre -sus 19 años frente a los 38 de Donato y los 37 de Songo'o- y se enfrentó al compromiso con un alarde de desparpajo, entusiasmo y calidad.El primer tiempo terminó como había comenzado: el Depor se tragó otro cabezazo en el área pequeña a la salida de un córner. Demasiado para Irureta, que se deshizo en gestos de rabia. Antes y después del segundo gol, el Las Palmas dilapidó un saco de ocasiones. Una vez más, el Depor tuvo que recurrir a la heroica. Irureta devolvió a Emerson al equipo y puso a todos los delanteros disponibles. Fue el minuto cero de un nuevo partido, más ajustado a la jerarquía entre los dos equipos. Con un poco de suerte, el Depor hasta podía haber empatado, porque no le faltaron ocasiones. Pero los partidos se juegan desde el principio, y cuando empezó el de anoche, el Depor aún estaba en San Siro.
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