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La autoridad nuclear sostiene que la fuga de agua radiactiva del reactor de Ascó II no reviste peligro

El Consejo de Seguridad conocía la pérdida desde antes del 24 de febrero

Las fugas de agua radiactiva procedentes del sistema primaro, que está en contacto directo con el reactor, se han producido en siete soldaduras de sellado de los tubos que se acoplan a la tapa de la vasija. Algunos tubos acogen las barras que controlan el proceso de fisión del reactor y otros albergan sensores y elementos de medición, por ejemplo de la temperatura o la presión del agua. Esta avería se dectectó hace ya días, antes del 24 de febrero, día en que el reactor de Ascó II entró en situación de parada fría (inactividad) para proceder a la periódica recarga de combustible, operación que tarda 28 días en completarse.

El CSN sabía de la existencia de la fuga, aunque ésta no era de obligada comunicación ya que, según la autoridad en materia nuclear, la pérdida nunca llegó a ser superior a un galón por minuto (un galón equivale a 3,78 litros), el máximo permitido en el protocolo de funcionamiento del complejo nuclear de la Ribera d'Ebre. De acuerdo con la versión oficial, en el edificio de contención, una maciza construcción cilíndrica en cuyo interior se enclava el reactor atómico, al que aísla del exterior, los medidores no detectaron aumentos significativos de radiactividad tras la fuga.

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Según el máximo órgano regulador, se ha aprovechado la parada del reactor para descubrir los lugares exactos de la pérdida. Se han registrado fugas parecidas en 20 complejos atómicos de Estados Unidos, Bélgica y Suecia similares a los dos de Ascó y construidos bajo patente de la multinacional norteamericana Westinghouse. La pérdida de agua en Ascó II se podía advertir a simple vista debido a que el agua radiactiva, al salir a la superficie y evaporarse, dejó un rastro de ácido bórico, elemento que modera el proceso de fisión.

Los técnicos de Ascó están preparando un plan para afrontar el problema y el CSN realiza un seguimiento de éste. Las zonas de los conductos afectadas volverán a sellarse con una pieza adicional, una mordaza de grafito. Según el responsable de comunicación de Ascó, Antonio Fernández Savín, la revisión de las soldaduras de los tubos de control de Ascó I se realizará en su próxima parada, prevista para septiembre.

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Críticas ecologistas

Las organizaciones ecologistas calificaron ayer el suceso de 'importante'. Carlos Bravo, responsable de la campaña antinuclear de Greenpeace, reclamó del CSN mayor información sobre el incidente y de las causas que lo provocaron. Bravo aseguró: 'Si se trata de un fenómeno de corrosión, no se puede descartar que ésta afecte a otros elementos, y tenemos que recordar que se ha producido en el circuito primario y estructural del complejo'.

Ecologistas en Acción, por su parte, hablaba ayer de 'un problema anunciado' por el aumento de potencia a que ha sido sometida la nuclear desde 1997 (ha pasado de 930 a 1.020 megavatios) y reclamó un plan de cierre de las tres nucleares de Tarragona. Els Verds Confederación Ecologista de Cataluña, la primera organización que avisó de la anomalía, aseguró que 'Ascó II es como un Seat 600 con el motor rectificado para obtener más potencia'.

Greenpeace vinculó ayer las fugas detectadas en la tapa de la vasija de Ascó II y las grietas descubiertas en 1994 en la central de Zorita (Guadalajara), que culminaron con su parada durante más de un año, periodo en el que se tuvo que proceder al cambio de la tapa de la vasija. El CSN desmiente que haya similitudes entre los dos casos, ya que en Zorita se detectaron más de 100 grietas, algunas de gran profundidad.

Carlos Bravo recordó que Greenpeace ya alertó en 1993 de que los reactores con más riesgo de padecer grietas son los de agua a presión construidos por Westinghouse y que son los que utilizan todas las centrales españolas a excepción de la de Trillo, de tecnología alemana.

Bravo criticó asimismo que el incidente no tuviera carácter de comunicable y se quejó de la connivencia entre el CSN y las explotadoras de los complejos nucleares, que en el caso de Ascó son Endesa e Iberdrola.

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