Raúl Blázquez: 'Hoy me juego la temporada'

'Me juego la temporada. Todo depende de lo que haga hoy. Así de dura es la cosa en el mundo de los toros' Y así de rotundo se muestra Raúl Blázquez, el menor de una saga que nació aquí al lado, en Burjassot. Con 18 años tomó la alternativa en las Fallas del 98 de la mano de Enrique Ponce. Luego, en octubre del 99, cortó una oreja pero de poco le sirvió. 'Me pasé 2000 en blanco y eso con veintipocos años se lleva fatal. Ojalá me embista un toro, porque sin toro, que es el 80% de esto, no se puede triunfar, pero si sale espero que esta noche me revienten el móvil porque estoy sin nadie y sin nada'. Blázquez ha estado un par de meses en Sanlúcar entrenando a conciencia. 'Estoy muy mentalizado porque esto de verlos desde la barrera o en el campo no es cosa. He madurado mi toreo y hoy lo voy a demostrar'.

Toros a la incineradora

El destino último de las reses que se matan en la plaza de Valencia es la incineradora. Se trata de la planta de la vecina localidad castellonense de Almassora, adonde son transportados los restos de los animales que hasta ahora se han lidiado y muerto en el coso. Es una de las consecuencias de la Encefalopatía Espongiforme Bovina o mal de las vacas locas.

Las medidas adoptadas tendrán otras consecuencias colaterales: los animales lidiados en el coso sólo pasarán análisis postmorten si las cornamentas plantean dudas a los veterinarios en los preceptivos reconocimientos que se hacen en los corrales. En caso de sospecha de manipulación las astas, se trasladarán a analizar a Madrid. O sea, que no se tomarán muestras de las defensas ni de las vísceras, como se venía haciendo de forma aleatoria hasta la temporada pasada, para evitar cualquier fraude. Total, que el desolladero de la plaza, más que tal, parece morgue bovina en la que se guardan las reses hasta su traslado nocturno camino del fuego purificador.