Con aromas de mujer
Adela Rubio es la primera hermana mayor en la historia de las cofradías malagueñas
Hace 200 años se fusionaron la Archicofradía Sacramental de la Parroquia de San Juan y la Hermandad de Penitencia de Los Dolores. Entonces, todos los que participaban activamente en la Semana Santa eran hombres y las mujeres no pasaban de ser las encargadas de vestir a los sagrados titulares. Hoy, el panorama en esta tradición malagueña ha cambiado radicalmente y, además de salir de nazarena, la mujer ocupa puestos de responsabilidad.
Adela Rubio, aunque ni siquiera se dé cuenta, ha sentado un precedente en la historia de la Pasión malagueña. Ella ha logrado ser la primera hermana mayor del mundo cofrade en la capital. Este Viernes Santo saldrá a la calle para acompañar a su Dolorosa y su Cristo de la Redención. Embutida en una túnica negra, con la cara tapada y la cintura apretada por un esparto, velará por que la procesión salga como tienen previsto.
Desde junio Adela es la cabeza visible de una hermandad que cuenta con unos 620 miembros. 'Mi función es animar y coordinar, dar aliento e intentar que se cumplan los proyectos', dice. En la cofradía, desde que entró en 1988, ha sido vocal de Caridad, de Formación, tercer teniente de hermano mayor y ahora ha alcanzado el puesto más alto.
Asegura que no se siente incómoda por ser la única mujer que desempeña este cargo dentro de la Agrupación de Cofradías. 'Yo sigo realizando un trabajo dentro de mi hermandad con mis compañeros de siempre', afirma Adela. 'Y el trato que recibo es normal, como si fuera uno más. La verdad es que nunca me han hecho un desaire por ser una mujer', afirma. 'Creo que las tradiciones están muy bien y es muy bonito cumplirlas, pero no deben ser una excusa para que la mujer no pueda tener igualdad', opina.
En la Cofradía del Prendimiento, Manoli Cañete fue una de las impulsoras de la integración de la mujer en los recorridos procesionales y puestos de responsabilidad. En 1987, fue la primera mayordomo de trono. 'Yo consideraba que guiar el paso de un trono era un puesto más de la junta', afirma Manoli. 'La verdad es que me sentí uno más, no un hombre ni una mujer'.
En los años ochenta, junto con otra hermana de la cofradía, hicieron que el traslado de las imágenes desde la Iglesia de la Divina Pastora a la Casa Hermandad lo realizaran portadoras. Susana Mancera es una de las que en la actualidad lleva ese pequeño trono junto con otras 52 compañeras. Tiene tan sólo 25 años, pero comenzó a hincar el hombro hace ya ocho. 'Así sentimos la Semana Santa más nuestra. Igual que servimos para limpiar el ajuar de la Virgen o para llevar una vela de nazareno, también podemos sentir lo mismo que los hombres durante su recorrido el Domingo de Ramos', asegura Susana.
María Victoria Ortega lleva ya más años de los que recuerda en la Sangre, una cofradía con casi 500 años de historia. Desde pequeña se sentía muy vinculada a ella por tradición familiar y ahora, ya en el siglo XXI, es la secretaria general. Desde su hermandad también luchó para que la mujer pudiera salir en procesión.
A mediados de los años setenta, una crisis impidió que las cofradías pudieran pagar a los hombres de trono, por lo que los jóvenes nazarenos tuvieron que incorporarse a los varales. Fue entonces cuando las mujeres comenzaron a salir acompañando a las imágenes. María Victoria cree que es necesario que alguien rompa la brecha. Y, en este caso, le ha tocado a Adela. Ella ha sido la primera, pero no será la última en un mundo que ya no debe entender de sexos.
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