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Maragall saca la 'tarjeta amarilla' al presidente por descalificar al PSC

La lluvia de adjetivos despectivos vertida el viernes por la noche por el presidente Jordi Pujol contra el primer partido de la oposición provocó ayer una respuesta breve pero contundente del líder del PSC-Ciutadans pel Canvi, Pasqual Maragall. Pujol había calificado a los socialistas de 'demagógicos' y 'políticamente deshonestos', en un acto en el que participaban afiliados y dirigentes de su partido, Convergència Democràtica (CDC). 'Si ha dicho eso, le tendremos que sacar la tarjeta amarilla, que es la previa a la roja, que se está acercando', replicó Maragall.

El dirigente del PSC, que participó en el VII Encuentro de Economía de S'Agaró, no se toma muy a pecho el aluvión de ataques a su persona con que el Gobierno de Pujol ha reaccionado a las derrotas sufridas la semana pasada en el Parlament. No ha sido sólo Pujol. También el secretario general de CDC, Artur Mas, y el consejero de Medio Ambiente, Felip Puig, han adoptado un tono de extrema belicosidad verbal contra el ex alcalde de Barcelona.

En el mismo escenario en el que Pujol había descalificado a los socialistas, la escuela de invierno de CDC, Mas dijo ayer que Maragall sigue una política 'errática, confusa, contradictoria e inmadura'. Añadió que 'es incapaz de defender un proyecto global para Cataluña' y que está 'incapacitado como líder de la oposición y como gobernante' por el hecho de ponerse al frente de las reivindicaciones y protestas que surgen en diversos puntos del país.

En cambio, Mas tuvo suaves palabras para el PP, que en realidad es el responsable de las derrotas parlamentarias del CiU. La afinidad de fondo entre CiU y el PP persiste, aseguró, y garantiza la estabilidad del Gobierno catalán.

Frente a este convencimiento, Maragall dijo que a estas alturas es 'imprecedible' saber cuándo se celebrarán las próximas elecciones autonómicas. Los desencuentros entre CiU y el PP a raíz del cambio de posición del Gobierno de Pujol sobre el Plan Hidrológico Nacional han despertado las 'dudas' de Maragall.

Ayer quedó claro que estos desencuentros entre el Gobierno y la Generalitat están planeando sobre la negociación del nuevo sistema de financiación autonómica. 'Hemos tenido problemas políticos esta semana. El planteamiento no es nada cómodo para el entendimiento entre ambos gobiernos', confesó el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, quien se reunió durante cerca de una hora con el consejero de Economía, Francesc Homs, a petición de éste.

Homs negó que entre CiU y el PP exista 'una crisis' y rebajó la cuestión a meras 'discrepancias'. Uno y otro apostaron, sin embargo, por intentar superar el obstáculo en sus relaciones. 'Se trata de que afecte lo menos posible, porque es importante el diálogo político', subrayó Montoro tanto en alusión a la financiación autonómica como a la reforma fiscal en ciernes. Homs expresó su esperanza en que 'las discrepancias no afecten' al futuro.

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