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La resaca de la jornada | FÚTBOL
Columna
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Figo cede los trastos de ganar

Santiago Segurola

La actuación de Figo frente al Barça mereció el decepcionado comentario de un prestigioso entrenador, no vinculado con el fútbol español. 'Por supuesto que la presencia de Figo es amenazante para el rival, pero en los últimos partidos no ha sido dañina', declaró el técnico. El matiz entre la amenaza y el daño expresa perfectamente el estado actual de Figo, que ha dado muestras de empacho en las recientes jornadas.

Como Helguera, Figo parece sobrepasado por los rigores de la temporada. En el caso de Helguera, su repentino declive parece relacionado con los excesos del jugador que aún no conoce al detalle el oficio de centrocampista. En una posición que requiere de un minucioso control de energías, el madridista se ha dejado llevar por sus impulsos naturales y por la propaganda de sus actuaciones. Su colaboración con Makelele nació de un reparto igualitario de tareas, a las que Helguera añadió el interés por desprenderse de vez en cuando hasta el ataque. A la vista de su indiscutible éxito, cambió el orden de los factores. Durante los últimos partidos, ha jugado principalmente para desprenderse de Makelele, con un déficit considerable en su aportación defensiva. Helguera no ha podido estar al plato y a las tajadas, y se le ha visto reventado por el esfuerzo.

El caso de Figo es más difuso. Ningún jugador asegura un rendimiento perfecto a lo largo de una temporada. Figo no es la excepción. Durante los primeros partidos, Raúl atravesó por un periodo crítico que alarmó a los impacientes. Algún periódico elevó sus dudas a la categoría de gran titular. ¿Qué le pasa a Raúl?, se preguntaban. Si le ocurría algo, sus problemas terminaron hace dos meses. Desde Navidad, Raúl ha sido el mejor y más productivo jugador del Madrid, y nadie lo agradecerá tanto como Figo, que ha podido guarecerse en los últimos tiempos bajo su paraguas.

Hay varios elementos que han condicionado al portugués. En primer lugar, disputó la Eurocopa como si le fuera la vida. Durante las vacaciones se precipitaron los acontecimientos que determinaron su fichaje por el Madrid. Se puede decir que no tuvo vacaciones reales. No al menos en el plano mental. Pero como es ambicioso y valiente por naturaleza, Figo no tardó un minuto en asumir el liderazgo en el Madrid. Tampoco dudó en demostrar la justicia de su designación como futbolista del año, hasta el punto de sobreactuar en su deseo de confirmarlo. Hubo partidos que pretendió ganarlos por su cuenta, con un gasto inapropiado.

La suma de factores de desgaste ha sido excesiva para Figo, que ha perdido frescura física y de ideas. Se vio claramente frente al Barça. Casi nunca acudió en ayuda del atribulado Míchel. Y tampoco actuó como extremo en un partido que lo precisaba. Sólo resultó dañino frente a Sergi una vez. En todo lo demás fue una simple amenaza. Eso lo tiene garantizado por nombre. Pero lo cierto es que ahora mismo ha cedido los trastos de ganar a Raúl.

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