Obra emblemática de Zaplana

La rehabilitación del monasterio de Santa María de la Valldigna, en el municipio valenciano de Simat de la Valldigna, ha constituido una de las obras emblemáticas acometidas por la Generalitat valenciana. El monasterio cisterciense, construido en 1298 y que, por lo tanto, celebró su séptimo centenario hace tres años, ha acogido importantes actos oficiales del Gobierno valenciano, del PP, y hasta algún pleno de las Cortes valencianas. El monumento, expoliado a principios del siglo XX para construir el palacete del Canto del Pico, representa un pasado esplendoroso del antiguo Reino de Valencia, integrado en la Corona de Aragón. De hecho, la ex directora general de Patrimonio del Consell, Carmen Pérez, aseguró reiteradamente que la devolución del claustro era una cuestión capital en vías de solución.

Pérez incluso fijó la recuperación del claustro de La Valldigna como uno de los objetivos de la Ley del Patrimonio de la Comunidad Valenciana, que pretendía recuperar las piezas de arte de esta región dispersas por otras autonomías.

El monasterio de Simat fue mandado construir por Jaime II, que cedió al abad del monumental monasterio de Santes Creus, en Tarragona, el Valle de Alfandec para ubicar la nueva construcción. La reciente rehabilitación de esta joya arquitectónica,abandonada en 1835 durante la desamortización de Mendizábal, costó a las arcas de la Generalitat más de 500 millones de pesetas.

Declarado sede del Consejo Mediterráneo de Cultura de la Unesco, el interés de la Generalitat por el cenobio llegó a propiciar la creación de la Fundación Jaume II El Just, para que 'el monasterio de La Valldigna recupere su esplendor'. La dotación inicial de esta fundación era de 16 millones anuales. Sin embargo, en los últimos ejercicios la restauración de una de las obras más emblemáticas, la Sala Capitular, ha quedado en el aire, incumpliéndose así la Ley de Patrimonio, que ordena la asignación de presupuestos para su recuperación.