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Maquilas: 10 horas frente a una máquina de coser

Mientras en Europa se discute la jornada laboral de 35 horas, miles de trabajadores de la periferia de Occidente pasan más de diez horas diarias frente a una máquina. Son los empleados de las maquilas, que en Nicaragua suponen uno de los mayores sectores productivos. Producción, sí, pero no crecimiento económico para el país que las nutre de mano de obra barata. Empleo, también, pero precario y con sueldos ínfimos. El Gobierno nicaragüense planea abrir el mercado interno a los productos de estas fábricas.

"Libertad de comercio, libertad de comercio". De buena gana se hubiera unido el liberal Arnoldo Alemán, presidente de Nicaragua, a los gritos de los vendedores de ropa de segunda mano que a mediados de febrero se manifestaron en Managua si no hubieran sido, paradójicamente, consignas en su contra. Durante las últimas semanas ha corrido el rumor de que el Gobierno, tan poco dado a medidas intervencionistas que recuerden al pasado régimen sandinista, pretende cerrar las fronteras a las prendas usadas. No es tema baladí en un país en el que la mayoría de la población sólo tiene recursos para vestirse con pantalones, camisetas, camisas, trajes desechados por los estadounidenses, recolectados y empaquetados en grandes fardos en Miami y distribuidos por Centroamérica. Unas 40.000 personas (casi el 1% de la población nicaragüense) viven de este reciclaje textil, según datos gubernamentales. Si no la prohibición de la importación, se estudian medidas similares, aunque no concretadas. "Estamos viendo la posibilidad y la conveniencia de reemplazar este tipo de importación, no prohibiéndola porque estamos en el libre comercio, sino a través de programas que realmente vayan a sustituirla por ropa mejor, de precio competitivo y en mejores condiciones", declaró Azucena Castillo, viceministra de Fomento, Industria y Comercio. La empresa textil del país es inexistente, salvo los casos puntuales de algunos sastres y costureras. Castillo se refería, sin nombrarlas, a las maquilas textiles.

Sin impuesto ni ley

Las maquilas son empresas subcontratadas por grandes multinacionales que se encargan de una parte de la producción de las prendas y que se establecen en los países que garantizan un bajo coste laboral y fiscal. Miles de trabajadores se alinean en cadenas de confección o esamblaje de productos semi terminados. Las piezas ya elaboradas son importadas, unidas en la maquila y el producto final se exporta al extranjero. Se ubican en las denominadas zonas francas, que, según la ley nicaragüense que las regula, "deben considerarse como situadas fuera del territorio nacional para efectos fiscales". No pagan ningún tipo de impuesto, sólo salarios y servicios tales como el suministro de agua y luz. Gracias a estos beneficios, "las zonas francas gozan de un crecimiento del 25% al 30% anual, mientras que la industria nacional está estancada", según afirmó recientemente el presidente de la Cámara de Industria Nicaragüense, Gabriel Pasos.

Según los últimos datos del Banco Central de Nicaragua, de agosto de 2000, existen siete empresas maquiladoras, la mayoría de capital taiwanés. Otras 29, reunidas en la Corporación de Zonas Francas, son de propiedad estatal. Casi todas pertencen al sector textil, aunque también las hay que se dedican a trabajos de aluminio, orfebrería, tabaco y calzado. Su producción durante los primeros ocho meses del año pasado fue de 150.682.000 dólares estadounidenses, más que la producción conjunta de café, banano y caña de azúcar, tres de los grandes rubros del país. En 1999 su producción supuso alrededor del 8,6% del PIB (producto interior bruto). Hasta ahora, el 100% de la producción, caras prendas de marca de grandes firmas como Tommy Hillfinger, Ocean Pacific o Lee, se exporta para el consumo en EE UU y Centroamérica. El destino del vestuario puede cambiar, ahora que el Gobierno quiere sustituir la ropa usada por los productos de las maquilas.

Las maquilas influyen en la producción pero no en el crecimiento económico del país. Mejoran la tasa de desempleo pero no la vida de sus trabajadores. "Son habituales la inestabilidad laboral, los bajos salarios y la vulneración de los derechos humanos y de los trabajadores", según un informe del Movimiento de Mujeres María Elena Cuadra. "Los obreros nicaragüenses se ven casi como esclavos, se venden, se habla de ellos casi como máquinas, máquinas que no tienen que organizarse, que no tienen un día libre y no tienen que quejarse", afirmó a principios de febrero la sindicalista estadounidense Ana Roddick tras realizar diversas visitas a maquilas acompañada de una asociación pro defensa de los derechos humanos.

Según un informe del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social de 1998, tras un gira por 13 empresas maquiladoras, el 100% de las fábricas visitadas incumplían gravemente la legislación sobre higiene y seguridad en el trabajo y sólo el 15% de la empresas que manipulaban sustancias tóxicas tenía pila séptica para el tratamiento de residuos. El 18,55% de los accidentes laborales registrados ese año en todo el territorio se produjeron en esas 13 empresas.

Evelina es el nombre ficticio de una de los 24.139 nicaragüenses que trabajan en una maquila (85% de ellos mujeres, consideradas más sumisas que los hombres). Comienza su jornada laboral a las 7 de la mañana y termina a las 4:15, de lunes a viernes, y los sábados trabaja hasta las doce. En teoría, porque las trabajadoras están obligadas a realizar horas extras. "Tenemos que quedarnos entre dos y tres horas más para cumplir las metas. Si no lo hacemos nos corren", afirma Evelina, que prefiere callar su nombre real y el de la empresa en la que trabaja por temor a represalias.

150 o 200 piezas al día

Evelina pasa la mayor parte de sus días delante de una máquina de coser de cinco agujas realizando el mecánico y repetitivo trabajo de coser los bolsillos o cremalleras de cientos de pantalones cortos. "Debo terminar unas 150 o 200 piezas al día, si no me tengo que quedar más rato hasta que termine todo el pegue". Por ello cobra un salario de 400 córdobas mensuales, unos 31 euros. Más que un agente de policía, un maestro o, en ocasiones, un médico. Pero menos que lo que cuesta uno de esos pantalones en EE UU. Y a todas luces insuficiente para adquirir la canasta básica , un indicador económico consistente en la suma del los precios de 20 productos esenciales para la subsistencia, cuyo costo era de 843 córdobas en 2000, según el Instituto Nicaragüense de Estadísticas y Censos.

¿Por qué realiza Evelina esta ingrata labor? "Por necesidad, tengo que cuidar de mi hija de año y medio y de mis tres hermanas". Con sólo 17 años es la jefa de la familia tras el abandono de su padre y la retirada de la patria potestad de la madre por problemas con el alcohol. El padre de su hijo no quiso saber nada de ella cuando quedó embarazada. Su fecha de nacimiento contradice las afirmaciones sobre que no hay menores en las maquilas de Gilbeto Wong, de origen taiwanés y que en cuestión de horas pasó de ser el protavoz de la presidencia a secretario ejecutivo de la Corporación de Zonas Francas. Pero Evelina no se queja. "Los chinos nos tratan bien", afirma. "No se enfadan ni nos pegan, como dicen que hacen en otras fábricas. Lo más, hacen bromas. Cuando estaba empezando y cosía mal una pieza me decían: 'muchacha burra, muchacha burra', pero cuando aprendí a hacer el trabajo bien me felicitaban, 'muchacha inteligente, muchacha inteligente". El caso de Evelina, no por impactante, es excepcional en un país donde más de la mitad de los ciudadanos viven por debajo del umbral de pobreza y el 65% de la población económicamente activa no tiene empleo o trabaja en el sector informal.

Abundancia de mano de obra barata y exenciones fiscales. Un paraíso para las empresas maquiladoras, que, por otra parte, no dudan en trasladarse a otro lugar con condiciones más favorables si surgen problemas. Problemas son inspecciones demasiado rigurosas o sindicatos celosos en exceso. A modo de ejemplo, tres casos ocurridos en los últimos tres meses. En enero, la administración de la empresa Chentex aseguró que clausuraría dos filas de trabajo y que posiblemente se viese obligada a cerrar operaciones. El anuncio contestaba a las protestas de los trabajadores por el despido de 11 sindicalistas. El gerente general Metro Garment anunció que la fábrica podría cerrar si los trabajadores persistían en su denuncia ante el Ministerio del Trabajo por las restricciones que los empleadores les imponían para poder ir al baño. La firma Roo Hsingson interpretó la investigación de las autoridades sobre supuestos vertidos tóxicos, con la consiguiente contaminación de zonas agrícolas cercanas y peligro para la salud de la plantilla, como un "ataque a la inversión extranjera, algo que no favorece al desarrollo del país". El pasado 22 de febrero, 200 trabajadoras de esta empresa fueron hospitalizados por intoxicación alimentaria.

Votos y dinero

Desde 1990, Taiwán ha donado e invertido en Nicaragua 4.000 millones de dólares, 152 de ellos durante la presidencia de Arnoldo Alemán. El dinero se traduce, esencialmente, en el levantamiento de maquilas o en la construcción de edificios públicos, como la flamante nueva Casa Presidencial del Gobierno o la cancillería, aún en construcción. Entre ambas, un monumento que recuerda la lucha por la indepencia de la metrópoli española está rematado en su base por cuatro fuentes en forma de cabeza de dragón asiático. Es una muestra de la influencia del lejano oriente en Nicaragua. En 1949, ante la revolución comunista, el Gobierno chino se exila en la cercana isla de Taiwán. En 1971 se reconoce la legitimidad del nuevo Gobierno chino y al se le otorga el asiento en la ONU reservado para la República China. Taiwán es hoy el único país del mundo sin presencia en la sociedad de naciones. Desde entonces, ha solicitado su regreso una y otra vez sin conseguirlo, debido al rechazo de Pekín (miembro del Consejo de Seguridad con derecho a veto), que la sigue considerando una provincia. En agosto de 2000, durante una gira por varios países, el presidente taiwanés, Chen Shui-bian, reafirmó su intención de "promover las inversiones y la cooperación financiera con Nicaragua" a la vez que reiteró su reconocimiento al "respaldo que Nicaragua ha brindado a su país en los últimos años en diversos organismos internacionales", según puede leerse en la prensa de entonces. Un mes después, en la inauguración de la Cumbre del Milenio de la ONU, el presidente Alemán ocupó la mayor parte de su discurso en apoyar la solicitud de ingreso en la institución de la República China en Taiwán. Respaldan la petición otros 12 países: Senegal, Granada, Gambia, San Vicente y las Granadinas, las Islas Marshall, Swazilandia, las Islas Salomón, Nauru, Burkina Faso, Malawi, Honduras, Chad y el Commonwealth de Dominica.

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