Las consecuencias de la falta de profesores

El primer informe publicado por un renovado servicio de inspección escolar británico ha llegado a la conclusión de que la falta endémica de profesores en la secundaria, así como la presencia cada vez mayor de suplentes, contribuye a empeorar el comportamiento del alumnado.

A pesar de que sólo una de cada doce escuelas visitadas por el equipo de Mike Tomlinson, inspector jefe educativo del ministerio, presentaba problemas de orden en las aulas, el modelo observado era siempre el mismo.

'Adolescentes que mantenían una actitud impecable con sus maestros habituales se convertían en tipos temibles con el sustituto de turno', ha dicho el propio Tomlinson. La franja de edades más afectada por este fenómeno es la de 11 a 14 años, y el inspector ha subrayado aún otro factor esencial para explicar la falta de urbanidad.

En su opinión, la mayoría de los estudiantes inician el ciclo de la secundaria ilusionados y con grandes proyectos.

Menos de dos años después, y en parte por el agobio administrativo del propio centro y la escasez de profesores, pierden interés y nadie les ayuda a superar la transición de la 'infancia a la adolescencia académica'.

El Gobierno laborista ha replicado que gasta unos 47.000 millones de pesetas en atajar el mal comportamiento de los escolares, diez veces más que lo invertido por los conservadores.