Oxígeno
Al Partido Popular se le habían acumulado los problemas, con una Teófila Martínez en horas bajas, repetitiva en sus intervenciones, con los mismos latiguillos contra el presidente Manuel Chaves. Una Teófila seca, dura, crispada, a la que ni tan siquiera le había cambiado la cara las chirigotas gaditanas. Su acólito, Antonio Sanz, tampoco andaba sobrado. Con una expresión de permanente cabreo, arremetía, una y otra vez, a la línea de flotación de los socialistas en el Gobierno andaluz. Teófila contra Chaves; Antonio Sanz contra Caballos. Lo de siempre. Y hete aquí que salta a la palestra el ex diputado socialista Rafael Centeno. Un balón de oxígeno para quienes boqueaban por falta de aire. A ello ayudó, como no podía ser de otra manera, el propio José Caballos, irredento provocador de titulares, con el apoyo estúpido del diputado andalucista, Ildefonso Dell´Olmo, generoso y fácil de lengua.
Aunque para estupidez, la de Rafael Centeno, que con una frase, dentro de una conversación en la que todavía queda más de una nebulosa, con el socialista y el popular Matías Conde, en cháchara y compadreo xenófobo, consiguió tirar por la borda 25 años de actividad política sensata y seria. Lo peor es el daño hecho al Parlamento andaluz. Como si se quisiera hacer honor a su ubicación física o se adelantara la Semana Santa, el vía crucis en el Hospital de la Sangre o de las Cinco Llagas nadie sabe cómo terminará. Vamos por la primera o segunda estación de penitencia. Hasta llegar a 14 veremos qué pasa en los próximos días.
Con un PP que ha pinchado en carne y quiere llegar a las entrañas de los socialistas, dispuesto a tensar aún más la situación y sacar unos réditos que la torpeza socialista le ha puesto en bandeja. El deterioro del Parlamento ha hecho que Javier Torres Vela, su presidente, haya dicho 'basta ya'. Los populares se han desmelenado, quieren más sangre, más penitencia. Necesitaban oxígeno y lo han encontrado en cantidades industriales. Su próximo paso podría ser pedir la disolución de la Cámara andaluza. De momento, los diputados andaluces, antes de hablar, recelan de todo y de todos.
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