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LA LIDIA

Toros descastados y toreo deslucido en la Monumental de México

Los diestros no lograron el milagro de hacer embestir a los nueve burros con cuernos que aparecieron el domingo en el ruedo de la Monumental Plaza México. Hubo en los tendidos unos 6.000 espectadores, y el festejo, de cuatro matadores, duró tres horas y media.

Los toros anunciados (y un sobrero de regalo) pertenecían a la ganadería de Santa Fe del Campo. Todos con trapío, salvo el 6º; sin fuerza; descastados, sosos y mansos. Los cuatro últimos y el sobrero, defendiéndose.

Con el bronco quinto, Rafael Ortega (ovación y salida al tercio; oreja) dio muestra de su gran calidad como rehiletero. Al darle la ventaja al astado y en el encuentro ganarle la carrera asomándose al balcón, dejó dos pares en todo lo alto. La concurrencia, puesta de pie, lo ovacionó y lo sacó a los medios. Sin importarle el cabeceo del segundo, Ortega se lució en banderillas y con la pañosa.

El Tato (silencio y abucheos)trajo el santo de espaldas en sus dos enemigos. En uno bailó con el percal y con la bayeta no pudo con la complicada agresividad del oponente. En otro, anovillado, tomó excesivas precauciones.

Paco González tuvo ovación, división y aplausos. Sebastián Castella, ovación; dos avisos y silencio. Estos dos espadas confirmaron la alternativa.

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