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Columna
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El libro

Es la comidilla de la semana: El acierto de España, el libro que firma el presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, presentado en Madrid el jueves pasado, contiene párrafos enteros idénticos a los que se pueden leer en otro volumen reciente, obra de un grupo de políticos y profesores de Universidad. La polémica está servida, pero carecería de interés si no fuera por algunos detalles que la rodean y que no dejan ver el fondo. Todo el mundo sabe que en política, como en otros ámbitos, hay personas perfectamente capacitadas para escribir un libro, de igual manera que de otras se puede poner la mano en el fuego por todo lo contrario. Y todo el mundo sabe también que, en muchas de las obras que firman políticos -quienes, normalmente, por la naturaleza de su trabajo, carecen del tiempo necesario para afrontar un reto de estas características-, la participación del autor que finalmente figura con su foto y su currículo en la solapa del libro se limita a una labor de dirección, de exposición de ideas genéricas que sus colaboradores se encargan de poner negro sobre blanco después de bucear en el sin duda amplio abanico bibliográfico existente sobre cada materia concreta. Es normal, y no pasa nada. En el caso que nos ocupa, por lo tanto, la polémica no debería girar en torno a la autoría, ni ceñirse al dilema de si nuestro presidente tiene o no capacidad para escribir un libro. Cada cual puede hacerse su propia idea al respecto. El morbo está en los detalles. El primero es que, días antes de la presentación del libro, el propio Zaplana asegurara haber escrito 'hasta la última coma'. Y el segundo, que, una vez descubiertas las similitudes entre los dos libros, uno de los autores del volumen supuestamente plagiado se apresurara a declarar que ha sido él quien ha copiado al presidente. Pero son detalles banales. Entonces, ¿qué hay en realidad detrás de la polémica? ¿Qué necesidad tenía el presidente de correr el riesgo de quedar en entredicho si se descubrían, como así ha sido, las similitudes? ¿Por vanidad? ¿O porque existe una pugna interna en el partido y el presidente ha visto llegado el momento de desmarcarse de ciertas posiciones territoriales más unitarias que defiende la derecha cristiana?

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