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Entrevista:Diego Pablo Simeone | Centrocampista del Lazio y capitán de la selección argentina | Liga de Campeones | FÚTBOL

'En España se juega mejor que en Italia'

Pocos jugadores tienen su experiencia. Tras jugar en el Sevilla, el Atlético y el Inter, el Cholo (Buenos Aires, 1960) se enfrenta al Real Madrid con el Lazio en la Liga de Campeones. El campeón italiano visita el martes el Bernabéu empujado por su mala clasificación liguera.

Diego Torres

Diego Pablo Simeone es el capitán de la selección argentina, que marcha primera en el grupo de Sudamérica hacia el Campeonato del Mundo de 2002 y el jugador que más partidos ha jugado en el cuadro albiceleste: 99, uno más que Óscar Ruggeri. Ha ganado el doblete de Liga y Copa en España, con el Atlético, y en Italia, con el Lazio. Ha levantado la Supercopa de Italia, la Copa de la UEFA y la Supercopa de Europa. Ha compartido camiseta con Maradona, Ronaldo, Redondo, Kiko, Verón y Mancini. Es el único futbolista en activo que posee ese historial mestizo, formado entre el campeonato español y el italiano. Su oficio de jugador y su confesada vocación de entrenador marcan su discurso.

Pregunta: ¿Cuál es la columna vertebral del Lazio?

Respuesta: Pasa por el portero, Peruzzi; por un central, Nesta; un medio, que es Verón, y un punta que puede ser Crespo o Salas. Nesta y Verón son muy difíciles de suplantar. Los otros tenemos que estar muy bien para no perder el puesto.

P. ¿Cómo es Nesta?

R. Nesta es el futuro mejor libero del mundo. Es el sustituto de Baresi, de Passarella, de Beckembauer. A los 24 años es el capitán.Tiene velocidad, anticipación, sincronización para el salto. Es grande y fuerte y posee una gran personalidad. Y quiere llegar alto.

P. ¿Y Verón?

R. Es uno de los pocos jugadores casi imposibles de marcar por su movilidad. Más allá de su técnica, lo que le diferencia de otros conductores, como Zidane, Totti y Rui Costa, es que cuando está bien físicamente es imparable. Se mueve por todo el campo, tiene buena zancada, toca de primera, juega en largo y es un centrocampista transformado en enganche. Esto le da condiciones para ayudar en los marcajes.

P. ¿Dónde lo pondría si fuera entrenador?

R. Si yo fuese entrenador, le podría dar dos funciones: primero, como volante limpiaparabrisas [barriendo horizontalmente el medio campo]; segundo, detrás de los dos puntas en un sistema de 3-4-1-2, con otro volante que lo ayude por atrás. En el Lazio el volante que juega con él así debe mirarlo siempre para no terminar jugando los dos del mismo lado.

P. ¿Qué diferencia al campeonato italiano del español?

R. El campeonato español es más bonito. Está mejor jugado que el italiano. En Italia se exige mucho más tácticamente a los jugadores y esto recorta la libertad. Aunque esto es relativo. Porque la libertad es algo que nos viene dado a todos los que jugamos a la pelota. El futbolista tiene la última palabra.

P. ¿Puede dar algún ejemplo en relación con esa falta de libertad?R. En Italia cuesta mucho ver a un lateral desdoblar a su extremo. Se mantiene más la posición.

P. Entonces, ¿en Italia se premia al que se cierra atrás?

R. No. La gran diferencia entre el fútbol español y el italiano es que en Italia se trata de llegar al marco contrario lo más rápido posible. Esto lleva a una excesiva pérdida de la pelota porque en el centro del campo los espacios se reducen. Pero, si tienes la posibilidad de acertar en los pases rápidos, ganas espacio y tu delantero aumenta sus posibilidades de definir. Para jugar hace falta tener más precisión y, por eso, los equipos de la cabeza de la clasificación son los que tienen jugadores capaces de jugar rápido y con precisión: Totti, en el Roma; Zidane, en el Juventus; Verón, en el Lazio, y Rui Costa, en el Fiorentina. Al unir las condiciones de rapidez y precisión, sus equipos encuentran más espacios para poder jugar.

P. ¿Velocidad y precisión contra posesión de pelota?

R. En Italia, casi todos los equipos con mejor proceso de la pelota son los que pierden. Encierran al contrario en su campo, pero eso concede una ventaja al que espera: si recupera el balón y contragolpea, encuentra espacios con facilidad.

P. ¿Prefiere el contragolpe?

R. No me gusta la palabra contragolpe. Prefiero hablar de equipos que esperan y de equipos que van a buscar. El que espera, si espera para salir, para atacar, no está jugando al contragolpe. Decían que Italia en la Eurocopa jugaba al contragolpe. Tenía a Fiore y Totti como enganches de calidad. Usaban un delantero perdido y atacaban cada 15 minutos. Eso no es un estilo. No es contragolpe. Eso es atacar con un solo punta arriba.

P. ¿Qué es un estilo?

R. Muchas veces los estilos se definen según la forma de presionar. Unos equipos achican hacia delante, para jugar en el campo rival, robar y atacar cerca de la portería contraria. Otros achican hacia atrás para atacar los espacios hacia delante. Este último necesita tener hombres rápidos para funcionar.

P. Ha dicho que cuando se retire quiere ser entrenador. ¿Qué es un buen entrenador?

R. Un entrenador bueno es el que pone a un jugador donde rinde bien. Un gran entrenador es aquél que lo pone donde rinde por encima de su nivel acostumbrado. Es el caso de Conceiçao, que en el Parma y en Portugal rinde mucho mejor que en el Lazio. Porque es un extremo derecho, con vocación ofensiva, y en el Lazio Eriksson lo ponía de cuarto centrocampista. Jugaba 40 metros más atrás y perdía capacidad hacia delante.

P. ¿Cuáles fueron sus equipos preferidos?

R. El Olympique de Marsella con Hoddle por la izquierda; el Atlético de Madrid del doblete, que era un equipo muy definido; la selección de Argentina que ganó la Copa de América de 1991, con Caniggia y Batistuta en la delantera; el Juventus que perdió la final de la Copa de Europa con el Madrid, era mortal y jugaba mucho mejor que el Madrid; el Milan de Sacchi, el Sampdoria de Mancini y el Barcelona de Cruyff. Todos quisieron jugar bien. Y el que gana es el que encuentra la variante que le hace jugar bien.

P. ¿No menciona al Madrid debido a su antimadridismo?

R. El Madrid es un equipo único. Ganó las dos Copas de Europa en las temporadas que peor jugó al fútbol. ¿O me equivoco? Lo que pasa es que las finales las gana cualquiera y el Madrid tiene una capacidad especial para mentalizarse en los partidos europeos.

P. ¿Qué le parece el Madrid de esta temporada?

R. No lo he seguido mucho. Ha ganado en solidez desde el final de la temporada pasada. Me sorprendió Helguera. No me acordaba de él en su etapa en Italia, pero cuando el Madrid venía dando tumbos él le dio personalidad.

P. ¿Cree que le afectó la marcha de Redondo?

R. Es obvio, porque no hay otro medio centro con esas características; sobre todo, para un equipo como el Madrid, con un estilo de vida muy marcado, donde se cuida mucho la imagen, la figura. Un jugador como él, con buena pinta, elegante, era apreciado.

P. ¿Por qué sufren tanto los jugadores en Italia?

R. Como sociedades, Italia y España son distintas. Aquí se vive para trabajar. Pero el español es un tipo alegre. Distante al principio, pero alegre. Se gane o se pierda, las consecuencias no son tan distintas. En Italia la presión por ganar y el temor a perder te cortan el placer de jugar. En el último Lazio-Roma juro que vi miedo. Se huele miedo. No es concentración, tampoco es exactamente miedo. Es tensión. Era tan grande la necesidad del Roma por mantenerse y de nosotros de cortarlos... La responsabilidad te hace decir 'No, esta pelota no la juego porque va a terminar en gol en contra'. Y entonces no se juega. Pero... ¿cómo se hace para ganar sin jugar?` Ése es el problema.

P. ¿A qué le llama jugar?

R. A jugar a la pelota, que es lo más lindo del fútbol. Un niño juega a la pelota. Aquí, en Italia, no se dice jugar alla palla. Se dice calcio. Es la diferencia entre diversión y trabajo. Te llevan a pensar más en la profesionalidad, pero creo que el que juega a la pelota gana efectividad. Nos olvidamos de que un niño también tiene la responsabilidad de ganar. ¡Y ojo! ¡Por mis condiciones, no soy el más indicado para hablar de diversión!

P. Le cuesta divertirse.

R. Hay que divertirse por el público. Hay que estar alegre para mostrarse. En el campo estamos como actuando. Si no tenemos alegría, nos cuesta jugar la pelota. ¡Y te están viendo! '¡Juégala de primera!', gritan algunos. Y es que desde la grada, a veces, no se toma conciencia de lo que pasa en el campo. ¿Cómo voy a jugarla de primera si ninguno de mis compañeros se movió para recibir? Eso tiene el fútbol. Que cada uno es responsable de conocer al compañero. Yo soy responsable de saber si es zurdo o diestro, si la controla mejor con la zurda o con la derecha, si se perfila mejor de un lado que de otro. Si se falla en el control, la culpa también es del que pasa. Eso el público no lo suele ver. La solidaridad no se ve a simple vista.

P. ¿Qué se necesita para no fracasar en Italia?

R. Hay que tener una gran personalidad. Cuando dejé el Atlético y llegué al Inter fue como empezar de nuevo. No me valieron los títulos ni la experiencia. Te miran de arriba abajo. Eres permanentemente observado desde que entras al vestuario: cómo te pones la camiseta, cómo hablas. Tus propios compañeros te juzgan. Te juzga el técnico, la prensa... ¡Hay que demostrar! En ese clima grandes nombres han fracasado.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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