El Zaragoza se rehabilita con una goleada al Rayo
El Zaragoza parece haber cerrado un mes horribilis con la goleada al Rayo. Primero cayeron lesionados Esnáider y Acuña. El equipo encajó ocho goles contra el Madrid y el Espanyol y no marcó un tanto. Y, en medio, el vodevil de la abortada marcha de Lanna al Milán, las quejas de un inédito Marcos Vales y la presentación del bielorruso Gurenko, un recomendado de Capello. Pero, al final, escampó en casa. Se recuperaron Esnáider y Acuña y, con el calor de la afición, se destapó y de qué manera un equipo que, en las últimas semanas, había recurrido preocupantemente al pelotazo.
El Rayo también llegaba con los últimos resultados malos y con la estadística en contra. Nunca había ganado en La Romareda en Liga y, en esta ocasión, tampoco lo hizo. La defensa rayista fue muy endeble y el resto del equipo resultó inofensivo. Y, para más inri, tuvo que jugar la mayor parte del segundo tiempo con un hombre menos por la lesión de Mingo ya que Juande Ramos ya había realizado los tres cambios.
Desde el primer minuto el Zaragoza salió a por el partido, con un juego alegre, armónico y solidario, al que aportó su granito de arena Vellisca que, ayer sí, tuvo descaro ofensivo y le salieron los centros en la primera parte. Pudo con Alcázar y el resto lo hicieron unos motivados Jamelli, que ya es el máximo goleador, Juanele y Esnáider. El argentino fue un placer para la vista en los controles, en las paredes, pero sobre todo en el segundo gol del Zaragoza. Esnáider hace un caño a su marcador y con el exterior envía el balón al palo contrario. El segundo tiempo arrancó con dos goles en cuatro minutos y con un chaparrón de ocasiones.
Lanna marcó el cuarto gol y recibió una cariñosa ovación de los aficionados cuando sustituyó al lesionado Pablo, y Gurenko, un lateral fuerte, con mucha movilidad que siempre busca jugar la pelota pero que en el aspecto ofensivo, quedó inédito.
La vuelta a casa tras la quincena 'horríbilis' de enero, fue un bálsamo. Y ahora, a soñar con las semifinales de la Copa.
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