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Reportaje:

Asalto a los grandes

El último 'videoclip' del cineasta malagueño Rafatal compite por el premio Mejor de 2000

En el lenguaje cinematográfico, Rafatal ha encontrado su elemento. Este malagueño de 23 años, Licenciado en Comunicación Audiovisual, se mueve como pez en el agua entre cámaras y equipos de sonido. Su melena roja -la cual le encanta lucir- sus pantalones de cuero morado y su camisa de camuflaje militar parecen no estar reñidos con sus anillos de vírgenes. Le llama la atención la sacralidad, todo lo místico y religioso. Pero también las drag queens, la nocturnidad, la prostitución o el sadomasoquismo. En el sexo, desdibuja fronteras entre lo masculino y lo femenino y crea ambientes oníricos y particulares que ya están imponiendo su pequeño sello en todas sus producciones.

Se considera cineasta pero piensa que un artista no debe tener prejuicios contra nada que se le ofrece. También hace videoclips. Su último trabajo, para la discográfica independiente Subterfuge Nocturne, ha sido nominado por la Sociedad General de Autores como aspirante al premio Mejor de 2000. El título de la canción es Dream on, perteneciente al primer álbum en solitario del cantante Spunky, un artista catalán que ha compartido anteriormente escenarios con Fangoria. El videoclip se rodó en el plató de la Facultad de Ciencias de la Información de Málaga. Tuvieron que construir una enorme piscina blanca, para conseguir un blanco brillante y puro, sin líneas, ni sombras, ni imperfecciones.

En el vídeo aparece La Prohibida, la misma drag queen que protagoniza su último cortometraje, ¡Manuela, el cinto!. Ésta es la primera cinta que rueda en 35 milímetros. Anteriormente, había hecho dos en formato vídeo, Larga espera, cita corta y El día siguiente, y uno en soporte digital Desconocidos, presentado en Málaga pero que recorrió los principales festivales nacionales de vídeo 'que son pocos, pero se pueden aprovechar', según Rafatal.

Ahora han terminado el rodaje de este cuarto cortometraje. La búsqueda de localizaciones lo llevó hasta Ronda. Allí, en las calles empedradas, limpias e intemporales de esta hermosa localidad malagueña, recreó la vida de un pueblo en el año 1945, a cuya pacífica y costumbrista existencia llega una prostituta venida desde Madrid para casarse por poderes con un guardia civil.

Ahora el equipo de Rafatal viaja a Barcelona para editar en celuloide este cortometraje, que ya recibió el Premio de la Juventud del Ayuntamiento malagueño al mejor guión. Este cineasta ha contado también con la participación estelar de Alaska, su madrina artística, y la banda sonora de Ignacio Moniche, con quien ha trabajado en otras ocasiones. 'Al principio algunas críticas decían que mis películas tenían aspecto de videoclip. Algunos de mis amigos lo consideraban como algo negativo pero a mí me encantaba. Me parece estupendo que me asocien a una estética de la que realmente procedo', afirma Rafatal.

La creación del guión es su punto de partida. 'Siempre hay algo que te inspira, que te hace saltar esa chispa que necesitas para crear. Quizás es un suceso real o algo que te llama la atención. No se trata de sentarse delante de un papel en blanco. A veces, la idea te llega porque te ha gustado un cuadro que has visto o una novela que has leído'. No le gusta que su visión sea la corriente, prefiere darle una vuelta de tuerca más, un enfoque transversal que recoja la idea desde miras más originales.

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Dice que de su público depende el considerar si está creando un estilo particular. Aprecia los premios, aunque los recibe con la humildad propia de los que empiezan.

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