Una construcción llena de problemas

La construcción de la nueva terminal del aeropuerto es una losa en la gestión del Plan Barajas. El edificio ha sufrido todo tipo de problemas desde que se adjudicó el proyecto en 1997. Uno de los más graves se descubrió en 1998, cuando los técnicos de AENA cayeron en la cuenta de que habían diseñado la terminal en la senda de aterrizaje de una de las pistas del aeropuerto. Si un avión tuviera problemas para frenar, podría llegar a impactar contra la construcción. Diversos organismos internacionales aconsejaron claramente el cambio de ubicación.

Por eso, el proyecto original tuvo que ser modificado con el fin de alejar 338,5 metros hacia el sur la terminal de las pistas de aterrizaje. El error de diseño costó 5.000 millones adicionales a las arcas de AENA. Posteriormente, AENA decidió modificar de nuevo el proyecto para adaptarlo al crecimiento previsto en Barajas, que alcanzará, cuando estén construidas las dos nuevas pistas, los 70 millones de pasajeros al año.

Estos cambios han retrasado considerablemente el proyecto, que debía estar acabado este mismo año, pero que, según las últimas previsiones, no verá la luz por lo menos hasta 2004.