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Reportaje:

El vigilante de Doñana

José Boixo, guarda mayor de la estación biológica, se jubila tras pasar 40 años en el parque

José Boixo llegó a Doñana con su familia el 19 de junio de 1942, en plena posguerra, cuando la actual Reserva de la Biosfera era tan sólo un coto privado de caza, situado en un paraje incomparable. El pasado mes de octubre, con 65 años recién cumplidos, se jubiló como guarda mayor de la estación biológica con la memoria repleta de buenos recuerdos y un único sueño: 'seguir paseando a caballo por todos los rincones del parque'.

Este hombre, curtido por el trabajo diario en el campo, está unido a Doñana desde que vio la luz por primera vez. Además, ha sido testigo de excepción del formidable desarrollo natural de uno de los 12 parques nacionales españoles, que se extiende sobre casi 51.000 hectáreas entre las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz.

Boixo se inició en las tareas camperas desempeñando trabajos de repoblación forestal junto a su progenitor y hermanos en los terrenos gestionados entonces por la Sociedad Coto de Doñana. En el verano de 1964 pasó a formar parte de la guardería de la estación biológica: 'Me he entregado durante casi 40 años a un empleo muy sacrificado. En esta maravillosa comarca he pasado los mejores y los peores momentos de mi vida', explica en su domicilio de la localidad onubense de Almonte.

Los recuerdos se le amontonan, aunque fluyen sin pausa y con nitidez: 'jamás olvidaré el día en el que me nombraron guarda mayor, el 11 de mayo de 1965, porque recibí el apoyo de todos mis compañeros. También fue un momento señalado cuando se creó el Parque Nacional de Doñana, cuatro años después'.

El guarda recuerda con menos agrado las intensas horas que se vivieron en el entorno tras la rotura de la balsa minera de Aznalcóllar, que provocó el vertido de cinco millones de metros cúbicos de lodo tóxico: 'toda la guardería estaba muy preocupada por el posible efecto de las aguas ácidas que amenazaban el parque. Si el lodo hubiera afectado a las marismas se habría producido un daño irreparable'.

José reconoce que no entiende de política, ni a los políticos, 'ni falta que hace', por lo que nunca se ha preocupado de las decisiones que han afectado al parque. Por el contrario, se declara 'amigo personal' de Felipe González, 'con el que he conversado mucho mientras caminábamos por las proximidades del palacio de Doñana'. El ex presidente del Gobierno, subraya, 'es un hombre que entiende mucho del campo y lo respeta al máximo'.

En opinión de Boixo, 'el parque se encuentra en un buen momento, con grandes perspectivas, y sigue siendo un ejemplo de conservación y desarrollo sostenible en toda Europa'. Boixo se ha pateado cada rincón del parque, sus caminos y atajos, a pie y a caballo, 'sobre todo la vera de Doñana, una franja de arena que se extiende desde el monte hasta la marisma, que es la zona que más me gusta, aunque todo el parque es un paraíso'.

También conoce a la perfección todas las especies animales y vegetales de la reserva, 'ya que este trabajo consiste, sobre todo, en guardar y preservar'. 'Nosotros nos encargamos de avisar cuando un animal tiene problemas, cuando se produce un incendio o de impedir la caza furtiva. Siempre estamos alerta y, si es necesario, damos un salto de la cama para acudir al parque', explica.

Boixo no quiere asumir del todo la jubilación y siempre que puede se acerca al parque de sus sueños, a su territorio, 'porque allí tengo las puertas abiertas'. 'Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer', concluye.

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