_
_
_
_
CANAL + | 'VIDA DE MORO'

El peaje de El Ejido

Soledad Alcaide

Mustafá Elkasi es uno de los afortunados inmigrantes que no habían sentido en piel propia racismo o intolerancia por parte de españoles. Hasta que se ofreció a llevar una cámara oculta para grabar imágenes de la situación de aquellos que trabajan en los invernaderos de El Ejido (Almería). Elkasi se hizo pasar por un magrebí sin permiso de residencia, pidió trabajo y vivió tres meses en esta comarca, en un cortijo abandonado convertido en chabola. Su experiencia fue, cuanto menos, 'chocante', como reveló durante la presentación del documental Vida de moro, que Canal + estrena hoy en horario estelar (22.00). Ni imaginaba que los recién llegados pudieran vivir en esta situación, reconoce.

'Los ojos hablan mucho'. Así describe la humillación y el desprecio que sintió por parte de los 'castellanos', como se autodenominan algunos de los autóctonos de El Ejido en el reportaje. 'La gente procura aislar al inmigrante dentro de su propio aislamiento', reflexiona sobre su experiencia, que le ha servido para captar cómo el camarero de un bar se niega a servirle un café -'porque no me da la gana', le espeta- o cómo los dueños de los invernaderos les contratan por un sueldo miserable y ni siquiera se molestan en enseñarles cómo trabajar: 'Si no sabes, te vas'.

Una cámara convencional y otra oculta fue todo el equipo tecnológico utilizado por la productora Cappa, responsable de este trabajo. 'Lo hemos hecho entre dos porque no permitía contar con más medios', explica su director, Josep Serra, quien se instaló en la misma chabola que Elkasi y grabó, esta vez de forma descubierta, la vida de los inmigrantes que compartían el plástico como techo.

'Nos interrogamos mucho sobre el uso de la cámara oculta y cómo utilizarla', explica Serra. 'Hemos intentado usarla para aquello que no se puede contar de otra manera'. Y sólo se manejó en las situaciones en las que Elkasi se hacía pasar por trabajador. Por eso, las personas que son grabadas con ella aparecen con el rostro borrado, para impedir que sean reconocidas, porque tampoco se les pidió permiso para hacerlo. Fue una forma de no personalizar la intolerancia. 'Queríamos mostrar situaciones, no denunciar personas', explica Serra. En su opinión, el fin del reportaje es denunciar que un sistema de producción como el que impera en El Ejido, donde se produce para vender a precios muy competitivos, requiere abaratar los costes y no 'se puede sostener sin la participación de un grupo de personas que trabajen de manera clandestina'.

Una de las conclusiones más impactantes que obtuvo el equipo de Cappa fue que los protagonistas de su reportaje sólo pueden soportar sus propias condiciones de vida porque están convencidos de que es un periodo transitorio.

Como muestran las imágenes que han grabado durante tres meses, los inmigrantes que alguna vez han pasado por El Ejido sufren la intolerancia de los españoles como si se tratara de un peaje que deben pagar. Es parte de la ruta hacia una vida mejor. La misma que consiguieron los emigrantes españoles cuando eran ilegales en otros países europeos, como recuerdan los responsables de este documento.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Soledad Alcaide
Defensora del Lector. Antes fue jefa de sección de Reportajes y Madrid (2021-2022), de Redes Sociales y Newsletters (2018-2021) y subdirectora de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS (2014-2018). Es licenciada en Derecho por la UAM y tiene un máster de Periodismo UAM-EL PAÍS y otro de Transformación Digital de ISDI Digital Talent. 

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_