Acciones con futuro
El pasado 11 de enero, el Mercado Español de Futuros Financieros (MEFF) comenzó a negociar futuros sobre acciones. Los cinco valores elegidos como subyacente de estos contratos (Telefónica, BBVA, BSCH, Repsol y Endesa) se corresponden con las cinco primeras empresas por capitalización del Ibex 35. Con esta iniciativa MEFF se une a los mercados de Helsinki y Oporto, las únicas dos plazas financieras en las que hasta ahora se venían negociando futuros sobre valores individuales, grupo al que muy pronto se unirá el mercado LIFFE de Londres. El proyecto de LIFFE tiene, no obstante, un componente novedoso ya que se va a convertir en el primer mercado organizado donde se negocien futuros sobre acciones de diferentes países. En concreto, a partir del próximo 29 de enero se podrán negociar 25 títulos de ocho países distintos.
Los futuros son contratos de compra venta a plazo que se negocian en mercados organizados y cuyas características -nominal, margen de garantía, vencimiento- están totalmente estandarizadas con el fin de favorecer la liquidez de los contratos: todos los participantes negocian el mismo tipo de contrato. La tipología de los participantes en un mercado de futuros abarca desde el arbitrajista, que intenta beneficiarse de desajustes en la formación de precios de los mercados, al gestor de carteras, que cubre el riesgo de sus inversiones, y al especulador, que se 'apalanca' y que, con un desembolso inferior al de la posición equivalente en el subyacente se posiciona al alza o a la baja de los mercados comprando o vendiendo futuros.
Los futuros sobre acciones constituyen, sin embargo, una rareza dentro del mundo de los instrumentos derivados. No en vano, la negociación de futuros sobre índices de renta variable nace en la década de los setenta (con el hoy casi olvidado Kansas City Value Line) y se extiende rápidamente a otras plazas financieras y países, hasta el extremo de que hoy prácticamente todos los mercados de renta variable tienen asociado un mercado de futuros sobre su índice de referencia: S&P 500, Nasdaq, Ibex 35, CAC 40... ¿Por qué entonces apenas se negocian en el mundo futuros sobre acciones?
La respuesta podría ser que el mercado bursátil ha estado dominado tradicionalmente por inversores institucionales, con unas necesidades de posicionamiento en bolsa, para inversión o cobertura, de carácter global que sólo satisfacen los contratos sobre índices bursátiles representativos. Sólo recientemente las bolsas empiezan a tener una significativa presencia activa del inversor particular. El fenómeno del day trader, el especulador que opera activamente intradía, se localizaba hasta ahora en la mesas de trading de las entidades financieras, pero en los últimos años, como resultado de la euforia bursátil vivida y de la proliferación de ofertas de brokerage on line, los inversores particulares han adquirido un creciente protagonismo en la negociación bursátil.
Para este segmento del mercado, los inversores particulares de perfil 'profesional', los nuevos contratos de MEFF resultan especialmente adecuados. Por un lado, el nominal (100 acciones) los hace asequibles para los inversores minoristas y, por otro, el desembolso requerido para operar (entre un 15% y 20% del nominal) es menor que la posición equivalente en acciones. Además, con los futuros sobre acciones se abren nuevas posibilidades operativas al facilitar que un inversor particular, apostando a una caída de los precios, abra posiciones cortas sobre un título; es decir, que permiten vender títulos que no se tienen, un tipo de operativa más complicada de realizar en el mercado al contado ya que obliga a pedir 'prestados' los títulos.
Amadeo Reynés y Alfonso García son, respectivamente, consejero delegado de AFInet y analista de Mercados en Analistas Financieros Internacionales.
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