La economía alemana crece un 3,1% en 2000, el mejor dato en nueve años
Las exportaciones, la buena coyuntura internacional y el alza de la competitividad alemana fueron, a juicio del Ministerio de Finanzas, los responsables de que la economía alemana haya experimentado en el año 2000 su mayor crecimiento de los últimos nueve años, según los datos provisionales publicados ayer por la Oficina Federal de Estadística. El PIB aumentó un 3,1%, frente al débil 1,6% del año anterior y el 2,1% de 1998. Si se excluyeran los efectos del calendario -en 2000 hubo tres jornadas laborales menos que en 1999-, el crecimiento habría alcanzado incluso el 3,3%.
Las ventas al exterior aumentaron un 12,9%. Las exportaciones 'han sido un factor considerable', destacó el presidente de la Oficina Federal de Estadística, Johann Hahlen. Sobre todo porque los empresarios alemanes se han beneficiado de la debilidad del euro frente al dólar en los mercados de divisas. La inversión en bienes de equipo también fue determinante: creció un 9%. El IPC aumentó un 1,9%, sobre todo por el alza del precio del petróleo y la debilidad del euro que, además de alentar las exportaciones ha encarecido notablemente las importaciones. El dato de la inflación es el peor desde 1997, pero se aprecian signos de realentización de los precios: en diciembre sólo crecieron una décima respecto al mes anterior. Al margen del petróleo, la inflación creció un 1%. El gasto público, un 1,3%. Las inversiones en la construcción experimentaron un retroceso del 2,5%.
En el pelotón de cola
Las autoridades económicas alemanas se felicitaron por el comportamiento en 2000, sobre todo por la capacidad del mercado de digerir la crisis del petróleo. La economía alemana ha progresado un 1,6% desde la reunificación, un dato excepcional para Berlín, pero se mantiene en el pelotón de cola comunitario. En los últimos nueve años, la media de crecimiento de las economías de la Unión Europea se ha situado en el 2,1%. Y persiste el riesgo de que esta situación no cambie, según destacó Hahlen. El Gobierno alemán ha fijado el crecimiento para todo este año en el 2,75% ateniéndose a esos temores.
El crecimiento económico en el conjunto de la zona euro en su conjunto también será menor. La OCDE revisó ayer a la baja sus previsiones para este año del 3,1% que estimaba en noviembre al 3%, a pesar de la ralentización de la economía de Estados Unidos. El organismo confía en que la recuperación experimentada por el euro en las últimas semanas y la tendencia de la baja del crudo diminuyan los temores inflacionistas del Banco Central Europeo. La OCDE no descarta una bajada de los tipos de interés como la puesta en práctica recientemente por la Reserva Federal (banco central estadounidense).
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