El Celta se impone con el mínimo esfuerzo

Un golito al principio, otro al final y a casa con media eliminatoria en el bolsillo. Lo del Celta ayer en Leganés fue la ley del mínimo esfuerzo. Puso lo justo, pero con eso le bastó ante un Leganés que no anda sobrado de argumentos futbolísticos. Los madrileños se emplearon con intachable entrega, apretando todo lo que pudieron y un poco más, pero del centro del campo para arriba carecen del jugador que pueda marcar las diferencias necesarias en un encuentro como el de ayer. Tampoco se le puede pedir más. Por algo juega en Segunda.

El grande, el de Primera, era el Celta. Se notó en su puntería, en su oportunismo, pero en poco más. Más allá del control de los primeros minutos, y de dos o tres ocasiones en la recta final del partido, el equipo vigués se dedicó a sujetar el partido. Al final le cayó el triunfo, pero el empate tampoco le hubiese disgustado.

Lo que no se le pudo negar al Celta fue el orden. Siempre muy colocadito, sin descomponer el dibujo, cada uno en su sitio... Tampoco su blandura. Tras el espléndido zurdazo de Tomás, que supuso el 1-1, el Celta se acomodó. El Leganés echó entonces mano de su garra y logró empatar a la salida de un saque de esquina. Todo un síntoma de los malos momentos que atraviesa la defensa céltica. Hasta que les acompañaron las fuerzas, los de Enrique Martín mantuvieron el tipo. Pero en cuanto Víctor metió a Jesuli en el campo, y conforme caían los minutos, el Leganés fue cediendo metros y el Celta acercándose más y más a la portería rival. Llegó entonces Berizzo y se redimió del autogol de domingo en el partido de su debú con la camiseta del Celta y le regaló un inesperado triunfo.