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Reportaje:

Torrelavega le llama Chili-gol

El 'pichichi' del rival copero del Barça marcó 34 tantos el año pasado

Vicente Allende Barreda (París, 1968), Chili-gol, es el mayor goleador en la historia del fútbol de Torrelavega. 'Nací en la capital francesa. Mis padres eran emigrantes. Pero a las dos semanas regresamos a Torrelavega. Desde entonces vivo con mi abuela en un barrio humilde, pero famoso: un vecino, mi amigo Óscar Freire, ganó el Campeonato del Mundo de ciclismo', comenta. Parisiense fugaz, no halla otra causa mejor que la de 'defender los colores' del equipo de su pueblo: 'Con su camiseta me transformo'. Ninguna oferta -en la temporada pasada marcó 34 tantos en la Segunda División B, siete más que Salva, el pichichi de la Primera- ha rebajado ese sentimiento: 'El dinero es menos importante que lograr la felicidad jugando al fútbol, lo que más me gusta, y en mi casa, en el club que llevo dentro y con el que espero lograr el ascenso a Segunda y vivir la fiesta de los octavos de final de la Copa contra el Barcelona'.

Culé convicto y confeso, Chili intentará 'marcar un golito' a Reina y contribuir a que la Gimnástica haga 'un papel digno'. Si el equipo, que ya superó a dos primeras, el Alavés y Las Palmas, supera 'la presión inicial' de 'ver a más de 10.000 personas en El Malecón y al Barça enfrente, ¿por qué no podemos ganar al menos el primer partido?', se pregunta. En cualquier caso, 'lo que habrá que hacer es disfrutar de ese momento inolvidable'. Chili sabe que, si marca un gol, quien 'más se alegrará' será su abuela, ferviente seguidora del Real Madrid. 'Ella ha sido', dice, 'mi padre, mi madre, mi familia, la referencia afectiva que siempre he tenido'.

Desde que empezó a patear un balón, en un campo de tierra recubierto de calamina, cuando contaba apenas 6 años, el delantero cántabro no ha hecho otra cosa que regalar goles: 273 en casi medio millar de partidos oficiales en Primera, Segunda, Segunda B, Tercera y Regional Preferente. A su juicio, el goleador 'nace'. 'Físicamente', explica, 'no soy un portento. Tampoco me distingo por correr, luchar y pegarme. Tengo otras cualidades. Pocas, pero intento aprovecharlas'. ¿Ha sido tacaño el deporte con Chili? 'Yo también tuve mi oportunidad. Y ahora disfruto en la Gimnástica, mi equipo desde que era un crío y en el que quiero acabar mi carrera'. Lejos de mirar hacia atrás con ira, se queda con ' las cosas buenas del pasado y los recuerdos imborrables'. Entre ellos, su primer entrenador, Joaquín Herrera, Quinín, descubridor del ex madridista Pachín. En su época de chaval, a falta de ducha, Chili se aseaba en el agua fría del río Besaya y 'llegaba a casa rebozado de barro'. 'Ahora que todos se duchan con agua caliente, ¿cómo no vas a recordar que con 6, 7 u 8 años te bañabas en el río después de jugar y el entrenador te invitaba a una Coca-Cola?', resalta. Desde luego, Quinín le es más simpático que Javier Irureta, que le relegó al ostracismo en el Racing justo después de que marcase dos goles a Osasuna. Las lesiones hicieron el resto.

Chili, que subió a Tercera con el Rivadeva; a Segunda B, con la Gimnástica; a Segunda, con Las Palmas, y a Primera, con el Racing, se encuentra ahora, ya veterano, con una nueva oportunidad de codearse con los grandes. Pero lo más importante, matiza, es que la visita del Barça permitirá a la Gimnástica 'reducir a la mitad su deuda de 120 millones de pesetas'.

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