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Crítica:FÚTBOL | FÚTBOL | 17ª jornada de Liga | 17ª jornada de Liga
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La Real halla juego y pierde puntería

Debú esperanzador de Toshack en el banquillo donostiarra ante un Zaragoza horizontal

Tuvo que ser el shock ante la novedad, el regreso inesperado del fútbol a las botas de los jugadores donostiarras. O el incomprensible empeño de Jankauskas en convertir al portero del Zaragoza en héroe. O ambas cosas al mismo tiempo. El caso es que la Real Sociedad recuperó su criterio futbolístico para atragantarse en la resolución de un encuentro hilvanado con hilo fino, sin menosprecio del buen gusto y entregado en un desafortunado desliz de Alberto.

Vista la Real de Toshack -aparentemente capaz de esquivar su juego artrítico-, la ovación de despedida del público y la ilusión que el retorno del galés ha generado en la capital donostiarra, la segunda vuelta del campeonato parece más una oportunidad de enmienda que una carrera desenfrenada hacia Segunda.

El conjunto de Toshack tardó un cuarto de hora en asimilar el esquema de su nuevo entrenador, un rato largo que encogió en su asiento a los aficionados locales; el Zaragoza se fue de Anoeta sin apercibirse de la anchura del campo, de las posibilidades que conceden las bandas, sobre todo cuando éstas aparecen como espacios díafanos para sorprender a los adelantados Rekarte y Aranzabal.

El conjunto de Luis Costa hizo de lo estético una cuestión de honor: se hartó de mover el balón con elegancia pero sin profundidad, empeñados sus jugadores en abrirse paso por el centro, entre tres centrales que no sufrieron mucho para encajonar al rival. Menos obsesionado por el buen gusto, la Real se estrujó la cabeza para buscarse la vida y empezó tanteando por su banda izquierda. Allí figuraban Aranzabal y De Pedro, antaño sociedad equilibrada y productiva, hoy pareja desconectada. Si De Pedro tiende a sufrir apagones transitorios, Aranzabal se encuentra en un túnel que le hace errar tres de cada cuatro movimientos que intenta. Hoy en día, es el calco de lo que fue Rekarte la temporada pasada. En la presente, este último examina una jornada tras otra su capacidad ofensiva con resultados tan dispares como sus centros. Ayer ofreció su mejor versión, novedad que habilitó a Koklov para hacer de la derecha del ataque donostiarra algo más que una leve suma de carreras inocuas.

El trabajo de Tayfun pronto agotó a Montenegro, brillante mientras la Real aterrizaba; las carreras por las bandas y los movimientos de Jankauskas y De Paula enseguida agobiaron a una defensa que permitió al punta de la Real ensayar, sin resultado, tres mano a mano con Juanmi.

En esos minutos, la Real hizo todo lo que su trayectoria parecía negarle: superó el medio campo, abandonó su irritante horizontalidad y acampó en la chepa de los defensas maños. Hubo regates, pases al primer toque, paredes, combinaciones inteligentes y ocasiones monopolizadas por Jankauskas, que marcó un gol improbable y falló cuatro como si estuviera claro que no se echarían en falta a última hora.

Por supuesto, fue así. Un disparo de Acuña, raso y desde fuera del área, permitió a Alberto emular a una de sus referencias: encajó el gol de la misma forma que Arconada dejó escurrir el balón en la lejana final de la Eurocopa de 1984. Fue la segunda acción punzante del Zaragoza en todo el partido y la última de un equipo que acabó el encuentro como lo había empezado: realizando ejercicios de estilo estériles y reiterativos aunque barnizados de cierta elegancia.

Más entregada a la pelea y a la búsqueda de espacios, la Real sólo tuvo que lamentar que todas las ocasiones de gol pasaran por el mismo jugador, Jankauskas, el único delantero digno de ese nombre en un equipo que ayer vio debutar en punta de forma efímera al pequeño Demetradze. Toshack ha pedido dos refuerzos; eso sí, 'sin menospreciar a nadie'.

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