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Entrevista:SIRA DEL RÍOFEMINISTA

"El trabajo doméstico no es sólo fregar, sino ocuparse de los afectos"

Sira del Río, madrileña de 45 años, tiene un hijo de 18 que, desde muy pequeñito, oye hablar de los derechos de las mujeres y la lucha por la igualdad de oportunidades. Cuando su madre se incorporó al movimiento feminista en Madrid, en 1975, la batalla contra la discriminación sexista estaba aún en pañales, y ambos, niño y batalla, han ido creciendo, "sin prisa pero sin pausa", en estos años. "En los últimos 25 años se ha avanzado mucho en ciertos aspectos de la lucha feminista, pero no así en otros, como el reparto justo del trabajo doméstico, en el que poco ha cambiado", denuncia esta trabajadora de la Casa de la Moneda y miembro de la Asamblea Feminista de Madrid. Sira del Río es una de las 400 madrileñas que acudieron recientemente a las jornadas de mujeres celebradas en Córdoba. La asociación de la que forma parte, una de las más de 200 inscritas en el Registro de la Comunidad, trabaja desde hace dos décadas por la emancipación real de las mujeres de la región.Pregunta. ¿Cómo calificaría la situación del movimiento feminista en Madrid?

Respuesta. Tenemos un problema evidente, y es que el trabajo que llevan a cabo las distintas asociaciones resulta demasiado disperso. La gente no nota nuestra presencia en la calle. Deberíamos desarrollar una coordinación mayor y promover acciones conjuntas. Pero, al margen de eso, creo que hay que ser optimistas. De las 3.200 mujeres que participaron en las jornadas feministas de Córdoba, más de 400 éramos madrileñas. La movilización es grande.

P. ¿Cuáles son hoy los lastres fundamentales en la lucha por la igualdad?

R. Nuestra atención se centra ahora en el trabajo doméstico, uno de los temas en los que menos se ha avanzado en los últimos 25 años. No estamos a favor de salarizar esa ocupación [pagar un salario a las amas de casa], sino de repartirla de manera justa entre hombre y mujer, y de involucrar a las instituciones. Por ejemplo, en el cuidado de los familiares dependientes, como las personas mayores. El trabajo doméstico ya no es sólo lavar y fregar, sino también ocuparse de cuidar los afectos familiares, y ahí, en este momento, la mujer está sola.

P. ¿Qué diferencia la lucha feminista en una gran ciudad y en un pequeño municipio?

R. La capital es, en muchos sentidos, más hostil: hasta salir con un carrito a pasear al bebé es un problema. Pero las mujeres de la gran ciudad tienen más medios.

P. ¿Está a favor de los programas de rehabilitación para los hombres que maltratan a sus compañeras?

R. Lo prioritario es la seguridad de la mujer que sufre malos tratos. Hay que exigir medidas de protección para estas mujeres, lo de la rehabilitación es secundario.

P. ¿Qué le parece la política sobre mujeres del Gobierno regional?

R. Faltan equipamientos sociales. Hay planes de igualdad, pero nunca se aplican.

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