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El Madrid se divierte un rato

El conjunto blanco gana el Torneo de Navidad ante un rival indigno

Teniendo como tiene un calendario casi enfremizo, el Torneo de Navidad suele venirle al Madrid como un bofetón. Con calzador consigue meterlo en el día a día, entre competición y competición, en estas fechas en las que los demás equipos descansan y el conjunto blanco -por aquello de la historia, la tradición, los homenajes, la memoria de quienes le hicieron grande y cosas así de respetables- se ve obligado a vestirse de corto y a enfrentarse, casi siempre, a rivales de cierto lustre. Hasta ayer.Porque, y a la fuerza ahorcan, el club ha decidido inmolarse lo menos posible. Por eso apañó un partido con un adversario, bautizado con el rimbombante nombre de 'Sao Paulo All Stars', que se plantó allí convencido de que no le habían llamado a aquella fiesta para dinamitarla. Por eso se dejó hacer, lo que no hace sino levantar un buen número de dudas sobre un torneo que siempre fue una fiesta. Pero que lo fue desde el baloncesto, no desde asuntos menores. Y ayer, y no precisamente por culpa de los jugadores del Madrid, de baloncesto apenas se habló en el Pabellón.

REAL MADRID 111

SAO PAULO 83Real Madrid: Djordjevic (4), Alberto Angulo (22), Lucio Angulo (19), Struelens (11), Zidek (16), R. López (6), Núñez (16), Herreros (9), Iturbe (2) y Meek (6). Sao Paulo All Stars : Simoes (4), Lamas (7), Moten (16), Valentín, Alves, Bueno (23), Reis (7), Ribeiro (10), Silva (12), Pires y Helminski (4). Parciales: 32-23, 27-9, 26-27 y 26-24. Árbitros: Requena (España), Reatto (Italia) y De Keyser (Bélgica). Unos 4.000 espectadores en el Raimundo Saporta. XXXVI edición del Torneo de Navidad. Alberto Angulo fue elegido el mejor jugador del partido.

Y si se habló fue desde el recuerdo. Porque antes de que Herreros y compañía se pusieran, no sin empeño, a la tarea, el club diseñó una serie de eventos para solaz del personal que hasta allí se acercó. Y acertó de pleno el club al idear un enfrentamiento entre sus viejas glorias del Madrid y las del CSKA ruso. Corbalán, Kurtinaitis, Brabender, Tarakanov, Vicente Ramos... Allí estaban todos ellos, en lo que resultó un emocionante homenaje a la nostalgia. Ganó el Madrid (88-83) y la memoria de muchos se dio un verdadero festín.

Luego llegó el otro partido, el que supuestamente iba en serio. Sin canas, sin kilos de más, con dos equipos de fuste frente a frente. Se demostró entonces que aquello de 'All Stars' (que en castellano viene a significar que allí todos son estrellas) era un chistecillo muy propio de estas fechas. El Madrid se entrenó un ratito y quien más quien menos tuvo oportunidad de intentar aquello que sólo en privado intenta. Un mate, un pase por la espalda, otro por debajo de las piernas... Allí no había sitio para los tristes.

Sin embargo, fue una pena que Milic, que en esto del espectacúlo se las gasta como nadie, se quedara en el banco, vestido de paisano. Por prevenir, quizá, no le diera por subirse al techo para intentar el más difícil todavía. Hablar del partido significaría, a qué negarlo, relatar que el primer cuarto finalizó 32-23, el segundo 59-32 y el tercero 85-59. Significaría, también, cantar las excelencias de Alberto Angulo, un tipo que últimamente vive tiempos de penuria y que ayer soltó el brazo, que buena falta hacía. Y qué decir de los tres triples que en cuestión de unos pocos minutos mandó a la cesta Roberto Núñez.

Entre la rueda de calentamiento del Madrid y el partido hubo pocas diferencias. El Sao Paulo se plantó allí para atacar y lo que no fuera eso le trajo sin cuidado. Por eso mismo llamó la atención el empeño que le pusieron a la tarea el citado Alberto Angulo o su tocayo Herreros. Ambos se fueron al banco tras cometer cinco personales, lo que al menos deja entrever que le echaron sacrificio al asunto.

Que la diferencia definitiva fuera de 28 puntos nada indica. Lo que sin embargo habría que escudriñar es si un partido así produce algún beneficio al grupo que dirige Scariolo. Se dirá que muchos niños acuden ilusionados al pabellón. Que se llevan regalos. Que ven a sus ídolos. Que bailan cuando lo hacen las animadoras del club, disfrazadas, como exigía la ocasión, de Papá Noel. Pero a este torneo, al que han acudido equipos de un enorme nivel, le sobran invitados como el de ayer, por mucho 'All Star' que se añada a su ciudad de origen. 111-83 ganó el Madrid. Pero eso, por desgracia, es lo de menos. Porque el personal no salió del pabellón recordando un mate de Struelens o un triple de Zidek. Salió, sin duda feliz, con el recuerdo de ver a Corbalán lanzando el balón para que Iturriaga corriera y culminara el contragolpe. O con el de Brabender deteniéndose más allá de la línea de 6,25. ¿Suficiente?

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