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Entrevista:DIEGO VALDERAS - COORDINADOR DE IZQUIERDA UNIDA

"Me encuentro muy a gusto en el diálogo, la suma y la síntesis"

Pregunta. Ha hecho falta mucho tiempo para llegar a un acuerdo que empiece a cerrar las heridas de IU. Respuesta. Entre 1996 y 2000 hemos vivido una época mala, que se ha reflejado en las urnas y en la organización. Tras un debate en el que se han analizado los errores, el mensaje del electorado, etcétera, estamos en otra clave. Desde la 13ª asamblea ha imperado el sentido común y la inteligencia política y el 100% de la organización ha trabajado para conseguir el acuerdo de integración que nos pone ya a trabajar en la calle, en contacto con la sociedad.

P. ¿Se considera reforzado tras el respaldo del 87,5% del Consejo Andaluz a su cargo y el 91% a la ejecutiva?

R. Sí. Más allá del respaldo a una ejecutiva, a un nuevo organigrama de trabajo, está el respaldo a un nuevo tiempo político, que tenemos que saberlo concretar en el próximo año en la construcción de una alternativa desde la izquierda.

P. IU ha reaccionado después de perder 14 escaños en el Parlamento andaluz y la mitad de los votos en los ayuntamientos. Es decir, entre 1996 y 2000 se ha mantenido el mismo discurso y modelo por encima de lo razonable. ¿No habría que haber cambiado al primer síntoma?

R. Nosotros no aprovechamos bien el caudal de confianza que los electores nos dieron en 1994. De ahí parte todo. Se produce una inflexión que nos llevó a un primer retroceso en 1996 y que efectivamente continuó. Ya en 1996 acabamos con aquello que se denominó pinza, que yo siempre califiqué de virtual porque no hubo ni acuerdo ni coincidencias políticas con el PP. IU siempre ha combatido frontalmente las políticas de derecha, emanen del PP o del PSOE. Y esa diferencia tenemos que mostrarla desde la alternativa política constructiva.

P. Lo que le pregunto es por qué han tardado tanto en reaccionar y qué ha pasado internamente en IU para que se diera un enfrentamiento tan fuerte como el de la 13ª asamblea.

R. Hombre, el mirar a la realidad y la pérdida de votos nos ha conducido a un gran debate político. Hoy puedo decir que ha sido positivo porque ha alumbrado por dónde tenemos que trazar las líneas de futuro. La bajada electoral tiene varios motivos: aparecer siempre en un proceso de división y con una excesiva ambigüedad; la dificultad de construir una Europa social en paralelo con una Europa económica... Pero empezamos a recuperarnos porque tenemos un buen discurso.

P. ¿Cuáles han sido las diferencias que abrieron un abismo entre oficialistas y críticos?

R. En el mensaje no ha habido diferencias, ya los documentos políticos se complementaban. Todos habíamos asumido que necesitábamos una unidad sin exclusiones, que había que compatibilizar con el cambio y la renovación que la situación orgánica de IU exigía. Se traba de mezclar ese binomio. Las diferencias estaban en el ritmo. Yo estaba en una posición de unidad, con cambios progresivos, mientras otros compañeros consideraban que había que llegar un poco más lejos en esos cambios. Y al final hemos encontrado el punto de equilibrio que las bases nos exigían, un punto inteligente y de sentido común, con cohesión. En el trabajo de compromiso todos hemos dado un paso adelante.

P. El resultado de la 13ª asamblea fue muy ajustado: un 54% frente a un 46%. Los críticos siempre dijeron que usted se había equivocado de bando. ¿Cree que su papel es el de la síntesis entre ambos sectores?

R. Bueno, el Consejo Andaluz ha puesto de manifiesto la capacidad de lograr un acuerdo en el organigrama y el funcionamiento en los próximos tiempos. Ese siempre ha sido mi talante: estoy en contra de excluir a nadie. Tenemos que saber en cada momento qué papel tiene que jugar cada uno. Y hay muchos compañeros que han comprendido que deben jugar un papel de segundo escenario y no de primero, pero tienen que jugarlo colaborando. Yo me encuentro siempre muy a gusto en las situaciones de diálogo, de síntesis, de sumar. Si por algo me caracterizo es porque nunca renuncio a unir en un proyecto político por encima de diferencias legítimas. Superado el debate interno, la expresión externa tiene que ser muy cohesionada, muy clara, y hay que saber expresarla no sólo desde una cara. IU tiene que demostrar que tiene mucha y muy buena gente con capacidad de referenciar nuestra política. Me niego a que sólo aparezca la figura del coordinador o la del portavoz parlamentario. Hay otras que tienen que empezar a conocerse.

P. ¿Se asustó cuando ganó con tan poca diferencia?

R. Ja, ja. Esperaba un resultado similar. Dije que era positivo, nunca me he sentido vencedor ni creo que otros compañeros hayan estado vencidos. Por el contrario, un resultado tan igualado nos comprometía más con esta fuerza política.

P. La gran mayoría de los miembros de IU son del PCA y algunos denuncian sus interferencias en IU.

R. Jamás se me ha pasado por la imaginación que el CUT, por ejemplo, condicione IU.

P. Pero el CUT tiene un 8% y el PCA un 90%. Lo que quiero decir es que si el PCA quisiera tiene en sus manos determinar la política de IU.

R. El PCA, el CUT, el PASOC tienen la obligación de aportar intelectualmente sus reflexiones y propuestas políticas. Pero donde realmente se decide es en los órganos de IU. Ha habido una apuesta rotunda de la 13ª asamblea de hacer de IU un auténtico movimiento social. Hay que lograr en la nueva etapa saltar de la teoría a la práctica, y eso significa asumir todos que la soberanía se residencia en los órganos de IU, y yo tendré que estar muy vigilante y muy comprometido con eso. No está en función de mi deseo sino de la 13ª asamblea.

P. En las últimas elecciones, usted ha tenido una especial mala suerte: en el Parlamento europeo se quedó en las puertas y en las autonómicas perdió el escaño de Huelva. ¿Será un problema no ser parlamentario?

R. No tiene por qué serlo. Pero si es importante trabajar cerca de las instituciones, más lo es en las asambleas de base y entre los afiliados. IU se recuperará si somos capaces de recuperar el espacio activo de nuestras asambleas. Creo que se puede complementar bien esa nueva experiencia.

P. En la etapa de Antonio Romero, que fue coordinador pero no parlamentario, la experiencia no fue muy buena.

R. Bueno, pero las experiencias no son buenas en función de que los actores nuevos que estemos en el marco de dirigir IU entiendan, comprendan y compartan el nuevo papel que nos toca a cada uno. Hay fuerzas políticas que lo desarrollan perfectamente, lo resuelven bien y lo entienden bien. La gran virtud es que hay que tener sólo un discurso político, aunque esté reflejado por muchas caras. Así no habrá problemas.

Elegido coordinador por escaso margen, Diego Valderas ha logrado una ejecutiva de integración con amplio respaldo. Cree que es el primer paso de la reconstrucción de IU.

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