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FÚTBOL 16ª Jornada de Liga

Un empate sin argumentos

Athletic y Valencia igualan su inoperancia en un encuentro sin juego

Había dudas. Incógnitas sobre un Athletic improvisado, cosido con los urgencias de la adversidad, y sobre un Valencia reservón y funcional, que tira más del oficico que el arte y tramita los partidos con la póliza adecuada en cada momento. La previsión se cumplió al cien por cien. El Athletic acostumbrado a sobrevivir en San Mamés, por sus ineficiencias como visitante (no gana fuera desde el mes de mayo) entendió la circunstancia y se aplicó a una teoría maximalista del esfuerzo. La base era el minimalismo razonable: tapar huecos, ahogar a Mendieta y someter a Carew a la gendarmería de Roberto Ríos, un futbolista que disfruta en el cuerpo a cuerpo por muchos centímetros que tenga su oponente.El Valencia cumplió las previsiones: un equipo que digiere con dificultad sus malas digestiones y con escasas posibilidades para cambiar el guión, si no se apremia Mendieta o no se aprieta Baraja en la capacidad pulmonar.

ATHLETIC 1VALENCIA 1

Athletic: Lafuente; Larrainzar, Lacruz, Ríos, Larrazabal; Urrutia (Asensio, m. 83), Orbaiz; Javi González, Yeste (Felipe, m. 83), Tiko; y Urzaiz (Cuellar, m. 79).Valencia: Cañizares; Ayala, Djukic, Pellegrino, Carboni; Mendieta, Milla (Angulo, m. 65), Baraja, Vicente; Carew y Juan Sánchez (Alonso, m. 69). Goles: 1-0. M. 13. Yeste recoge el balón en la banda izquierda y coloca un centro que Urzaiz desvía con el brazo hacia Urrutia, cuyo remate se cuela por la escuadra izquierda. 1-1. M. 82. Pase largo que Carew disputa al borde del área con el defensa Lacruz. El delantero noruego se impone al defensa y lanza un potente derechazo que supera a Lafuente. Árbitro: Pérez Burrull

Expulsó con tarjeta roja directa a Carew (minuto 83) y amonestó a Larrainzar, Lafuente y Mendieta

Aproximadamente, unos 35.000 espectadores en San Mamés.

Conclusión: una oportunidad del Athletic, convertida en gol, y otra del Valencia que no había rematado entre los tres palos, hasta que Carew disfrutó de su primer momento de libertad respecto a su gendarme Roberto Ríos. La primera vez que encaró a Lacruz, encontró petróleo, tanto que se embebió y acabó expulsado en la misma jugada por desconsideración hacia el público. Tan harto estaba de su actitud grisácea que celebró en .gol en sentido contrario: no como un éxito particular, sino como un fracaso del respetable. Conclusión: al vestuario por acumulación de amonestaciones.

Es un asunto habitual del Athletic en la presente temporada. Atemoriza en San Mamés con salidas briosas y, si consigue el objetivo práctico -léase el gol- se atempera en la defensa en la gestión de la escasez. Es un asunto sentimental. El miedo descontrola la actitud. En la primera parte, el Athletic le dijo claro y en voz alta al Valencia que el partido más que jugarlo había que disputarlo. Es decir, que el conjunto de Héctor Cúper dilapidó 45 minutos en un sinsentido por su incapacidad para superar el mano a mano, la disputa preferida por el Athleltic. Urrutia, anuló a un centro del campo lento y remiso a prodigarse. En encuentros tan hercúleos, Milla es una rémora más que una solución. Sin pensar es difícil jugar. Pero al Athletic, tras el gol de Urrutia, le faltó concluir su superioridad anímica ante un Valencia apocado. Con Mendieta anulado y Carew desesperado pudo haber convertido en efectivo su saldo teórico. No lo hizo porque el Atheltic no dispone hoy en día (ayer con ocho bajas, menos) de la pegada suficiente para procurarse la tranquilidad.

Lo suyo es la supervicencia. Y el Valencia creció en esa miseria. La insistencia fuer su argumento. Ganó todos los metros que le cedió voluntariamente el Athletic y a base de pesadez futbolística halló su nicho habitual. Un pase de Mendieta a la buena de Dios y una resolución perfecta del gigante Carew con un toque de calidad propicio a sus condiciones. No era fútbol, sino pugna; ambición más que arte; disputa más que juego. Y el Athletic sucumbió a su penuria de efectivos y de actitud. Por alguna extraña razón el Athletic se ha convertido en un ahorrador conservador. Juega a largo plazo y va perdiendo efectivo en lo inmediato. El Valencia no invirtió nada y se llevó un punto. Sólo mirando.

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