Overmars resuelve un correcalles
El equipo azulgrana llegó a dominar por 3-0 pero se vio superado por la reacción del Alavés, que rozó el empate
A la pata coja, con el santoral y el árbitro más de su parte que de la otra y el azar en contra del Alavés, el Barça sacó adelante un partido muy delicado. El encuentro reflejó la ansiedad emocional del club azulgrana, deseoso de que ocurra algo de una puñetera vez que permita abandonar la provisionalidad y tomar partido. Así es hoy el Barça, empeñado en hacer fácil lo difícil y viceversa. Imposible de evaluar. Igual gana por 3-0, se muestra incapaz de gobernar un partido con tanta ventaja y acaba 3-2, como ayer, que pierde 3-1 y finaliza 3-3. Por más tantos que marque, no hay partido en que dé el peso, pues siempre descuenta goles que no vienen al caso, signo de inestabilidad, de equipo volcánico, cambiante en función del pito del árbitro -ayer una calamidad-, de una ráfaga de viento, de cualquier tontería.Frente a un contrario serio, por organizado y solidario, y ante una clasificación que da pánico, por la ventaja que van tomando los rivales, el Barça marcó sin tiempo de leer la alineación y resolvió con la hinchada santiguándose todavía después de que Magno fallara en la boca del gol un pase de la muerte de Javi Moreno, majestuoso en la concepción de una jugada que ya habrían firmado Rivaldo o Djalminha. El partido se decidió justamente en el ir y venir entre el error de Magno y el acierto de Overmars, que tapó con velocidad y desborde las deficiencias estructurales que tuvo su equipo desde la entrada hasta la salida.
BARCELONA 3ALAVÉS 2
Barcelona: Reina; Gabri, Frank De Boer, Cocu, Sergi (Petit, m.12); Guardiola, Gerard (Reiziger, m.76); Luis Enrique (Simao, m.46), Rivaldo, Overmars; y Kluivert.Alavés: Herrera; Contra, Karmona, Téllez, Geli; Desio, Tomic (Iván Alonso, m.72); Astudillo, Jordi Cruyff (Pablo, m.72), Begoña (Magno, m.54); y Javi Moreno. Goles: 1-0. M.3. Jugada de Overmars, su chut rebota en Karmona, Rivaldo recoge el rechace y marca. 2-0. M.60. Overmars llega hasta la línea de fondo, centra, Téllez rechaza y el balón da en el pecho de Rivaldo y se cuela. 3-0. M.68. Kluivert chuta, rechaza Herrera, Rivaldo cede de nuevo a Kluivert y marca. 3-1. M.74. Javi Moreno transforma por bajo un inexistente penalti de Reina a Contra. 3-2. M.77. Jugada de Javi Moreno con asistencia para Magno que marca por bajo. Árbitro: Ramírez Domínguez. Amonestó a Karmona, Contra, Frank De Boer, Javi Moreno y Reina. Unos 50.000 espectadores en el Camp Nou. Se guardó un minuto de silencio por Juan Miguel Gervilla, muerto ayer en un atentado terrorista en Barcelona.
El entrenador acomodó a cuantos tienen voz y voto en el vestuario, y al Barça le faltó personalidad futbolística, que no carácter. Para hacer un hueco a Cocu y Rivaldo, el técnico retrasó al holandés como segundo central, pese a ser zurdo como el primero (Frank de Boer), y desplazó a Luis Enrique al extremo derecho, originando la exclusión de Simão, de manera que el Barça jugó con sólo un extremo nato (Overmars). Un equipo cojo o tuerto, limitado al fin y al cabo, por decisión propia.
Overmars, sin embargo, se basta para desequilibrar a cualquier lateral. En dos minutos derribó la tarima defensiva de cinco zagueros que montó Mané. Pivotando en Kluivert, ofreciéndose a cada pelota gestionada por Guardiola y tocando de primera para la banda izquierda, los azulgrana pintaron un cuarto de hora interesante, aun renunciando a la banda derecha. Hasta que Mané volvió a dibujar el partido: bajó un defensa a la media, presionó más arriba y tiró un par de contras que obligaron a mirar la televisión. En una, con Overmars revolcándose en el suelo, Tomic aceleró para la salida de Javi Moreno y su remate lo sacó Cocu en la línea. Ni en la repetición quedó claro si entró o no. Estaba claro que en juego había otro partido, con el marcador a favor del Barça, pero con el Alavés mejor posicionado y más fiero. El Barcelona perdió el balón, y la paciencia. Rivaldo empezó a parar el circo, Overmars retrocedió, Kluivert fue sacado del área y el equipo se quedó sin costuras. A correr que se las pelan cuando se imponía tocar y combinar.
La contienda exigía medidas, y el entrenador recondujo la situación con un dibujo más ecuánime: entró Simão por Luis Enrique. Pero el equipo no hizo ni caso, así que el Alavés siguió dale que te pego. Tuvo el empate a huevo y a fe que lo mereció. Javi Moreno le robó la pelota a Petit y se metió hasta el primer palo regateando incluso a los fotógrafos: un toque, un amago, un quiebro y la pelota para que Magno firme el gol. Y Magno la cagó, tal como suena, pues la jugada demandaba acompañamiento o remate y no toque. Lamentándose estaba todavía el Alavés cuando Overmars corrió la banda y montó el segundo gol de Rivaldo, que remató igual de mal que Magno, pero con la suerte de que la pelota entró, con el brazo o sin él, pero el árbitro dio gol.
El partido parecía finiquitado. Más aún cuando Kluivert firmó el tercero. Pero el árbitro se empeñó en darle vida después de haber maltratado al Alavés, como si tuviera remordimientos, y en un santiamén el marcador se puso 3-2 con un cuarto de hora por jugar, tiempo de sobra para que el Barça tiritara y agradeciera que un auxiliar anulara el empate por un fuera de juego previo al remate. Mal día para el Alavés, que mereció mejor recompensa. La fortuna se alió con el Barça, más o menos generoso en ataque, pero errático defendiendo y ejerciendo. Cedió con tres goles en el saco, lo que dice muy poco en su favor. Frágil y destemplado, ansioso por recortar puntos, el Barça acabó felicitando a Reina por salvar la última pelota de gol de un partido que, por cuanto ocurrió, pareció tan largo como un campeonato.
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