El Sadar descubre la victoria después de tres meses

La fuerza de voluntad no asegura la permanencia en Primera División, pero sí permite hacerse ilusiones. Osasuna, que no ha perdido la ilusión, dio ayer al público de El Sadar la primera alegría en más de tres meses. Perdió la deshonra de ser el colista e incluso se escapó de los puestos de descenso. Ganó, por fin, en su campo y, no contento con todo ello, hizo un alarde de generosidad marcando por partida doble en una misma tarde, toda una hazaña para un equipo cuyo coeficiente era hasta el día ayer de 0,8 goles por jornada. El Numancia tuvo la desgracia de dejarse caer por El Sadar justo el día en que Osasuna se desbocó. No es que la distancia entre ambos fuera abismal. No. Pero el equipo navarro puso más coherencia y, dentro del escaso fútbol que se ve por la zona baja de la clasificación, jugó más.

El Numancia, que desde que García Remón llegó al banquillo le ha cogido gusto a los empates, no quiso dar el salto, o al menos rehusó arriesgar a costa de quedarse sin puntos. Le faltó entender que su rival de enfrente no anda más sobrado que él y que pudo darle más problemas. Osasuna recogió el guante y, a falta de pegada, insistió con las jugadas de estrategia. Al final, Armentano y Sabino hicieron olvidar el affaire nocturno de sus compañeros.