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FÚTBOL 15ª jornada de Liga

El Valladolid y el Athletic, penosos en Zorrilla

Un horror. El partido de ayer resultó deleznable. El Athletic ofreció su peor versión y resultó lamentable porque a Txetxu Rojo le salió una alineación que sólo servía para tener el balón unos segundos y jugar a 15 metros de su portería. El mejor, al final, fue el portero, Lafuente, que deshizo todo lo que le llegó con peligro y tuvo que soportar hasta 12 saques de esquina. Además, la cosecha de Valladolid tendrá consecuencias muy negativas en el futuro bilbaíno. Julen Guerrero y Alkorta se marcharon lesionados, Urzaiz expulsado y Del Horno y Óscar Vales vieron su quinta tarjeta amarilla y no estarán el miércoles ante el Valencia.El Valladolid no mejoró mucho a su rival porque el equipo de Ferraro ni está preparado para mover un partido por sí mismo ni para dar contenido a su fútbol cuando el contrario no quiere jugar. Pero, sobre todo, porque su centro del campo está en pleno proceso de formación, repleto de jugadores debutantes en Primera, y Eusebio es el único que sabe a lo que juega. Con todo, el equipo local generó sus oportunidades habituales y al estilo habitual en jugadas muy trabadas y con tan poca definición que ni solo ante Lafuente fue capaz de marcar.

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Valladolid: Bizarri; Torres Gómez, Santamaría, Heinze, Marcos; Sales (Pachón, m. 67), Eusebio, Jesús, Antonio López (Fernando, m. 83); Caminero y Alberto (Kaviedes, m. 67).Athletic Club: Lafuente; Lacruz, Ríos, Alkorta (Orbaiz, m. 22), Del Horno; Felipe, Óscar Vales, Urrutia, Lasa (Javi González, m. 70); Julen Guerrero (Yeste, m. 12) y Urzaiz. Árbitro: Mejuto González. Expulsó a Urzaiz y amonestó a Lasa, Torres Gómez, Orbáez, Marcos, Del Horno y Caminero. Unos 10.000 espectadores.

La primera parte había sido tan mala que, a poco que ocurriese algo en la segunda, el choque debería ir a mejor. Y fue así, aunque tan poco mejor y tan lentamente que apenas fue apreciable. El Athletic tuvo mayor decisión, apoyado en Felipe, Urzaiz y los disparos con la zurda de Yeste, y en esa fase sí le llegaron ocasiones. El Valladolid, como le ocurre siempre, comenzaba a sufrir el bajón físico de sus veteranos: Caminero ya no era un problema entre líneas para Óscar Vales y a Eusebio le costaba coser el balón a la bota porque el Athletic empezaba a quererlo.

Ferraro hizo lectura e introdujio a Kaviedes y Pachón, la pareja titular del comienzo de la temporada. El cuadro vallisoletano recuperó entonces el dominio de las operaciones y Rojo convirtió la actitud mezquina y reservona del suyo en un encierro a cal y canto; sobre todo, en los últimos minutos, tras la expulsión de Urzaiz. Llegados a este punto, el estado de nervios del entrenador bilbaíno se convirtió en su filosofía de vida desde el banquillo y protestó todas y cada una de las decisiones arbitrales.

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