El conflicto afectó a las consultas sanitarias, pero no a las urgencias

La jornada de huelga de los funcionarios públicos tuvo un seguimiento "muy desigual" en los distintos centros sanitarios, según reconoció una portavoz de UGT, uno de los sindicatos convocantes. En lo que coincidieron Administración y trabajadores fue en señalar que la atención a los usuarios no se resintió por la medida. Las urgencias funcionaron al 100%, como establecían los servicios mínimos. La atención primaria en consultas fue menor a la de otros días.

Según los sindicatos, ello se debió a los "abusivos" servicios mínimos decretados, consistentes en el 100% de las plantillas de urgencias, el 80% de las de centros sanitarios y el 60% en consultas de atención primaria. Además, en muchos centros se observó una reducción del número de usuarios, como confirmaron en el Hospital La Paz de Madrid.Para CC OO, el número de trabajadores que no pudo ponerse en huelga sobrepasaba "en muchos casos las plantillas de los días laborales, obligando a suspender libranzas y descansos". Pese a ello, los convocantes cifran en más del 75% el seguimiento de la convocatoria.

Según Administraciones Públicas, el porcentaje de trabajadores de la Seguridad Social que secundó el paro fue del 17,9%. En el Insalud, esta cifra fue del 8,3%. La misma discrepancia que se da entre los datos generales se repetía en las valoraciones para cada centro. Por ejemplo, en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, CC OO hablaba de una incidencia masiva (más del 75%), mientras que fuentes del centro rebajaban la participación en el paro al 5,8%.

Hay que tener en cuenta que estas cifras se refieren a todo el personal, no sólo al sanitario. Además, la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos no secundaba la convocatoria, aunque su secretario general, Carlos Amaya, había declarado al Diario Médico que si el paro tenía éxito les daría "su felicitación".

En alguno de los mayores centros del sistema sanitario los principales incidentes fueron pequeños sabotajes como el sellado de cerraduras con silicona y su inutilización con clavos, como en el Ramón y Cajal.