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TENIS Final de la Copa Davis

El drama continúa

España y Australia llegan igualadas al determinante partido de dobles tras las victorias iniciales de Hewitt y Ferrero

Alex Martínez Roig

¿Querían emociones? Aquí las tienen. ¿Creían que iba a ser fácil? Ya lo ven. Ahora comprendemos por qué Australia ha ganado 27 veces la Copa Davis, por qué es una ganadora. La final está igualada a un punto y España puede darse por satisfecha. Fue una batalla sin piedad, sin prisioneros. Ocho horas de tenis con una intensidad como sólo se puede ver en esta competición. Derrotado Albert Costa por Lleyton Hewitt, España llegó a estar en una situación desesperada cuando Patrick Rafter ganó la primera manga a Juan Carlos Ferrero. Pero el empuje de éste y una lesión muscular del australiano, que se retiró al inicio del cuarto set, salvaron del desastre absoluto a los españoles. Hoy se juega el dobles, en el que España no es favorita. El domingo, por lo tanto, será un día intenso. Aunque con Rafter lesionado, las aspiraciones australianas más razonables sólo pasan por una victoria hoy y un triunfo de Hewitt el último día. Y que nadie piense que los campeones van a entregar la Ensaladera sin pelear hasta el final.El puzzle construido minuciosamente por los capitanes españoles estuvo a punto de saltar por los aires hecho añicos. No utilizar en la primera jornada al número uno, Àlex Corretja, era una apuesta muy fuerte. Prescindir de un jugador de 26 años, mucho más experimentado que Ferrero, para un día clave implicaba un riesgo tremendo. La presión que conlleva cruzarse en cada descanso ante la Ensaladera, un mito para nuestros jugadores, es difícil de asumir. Pero, de momento, salió bien. Y cuando más dramático parecía todo.

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De ahí, el tremendo mérito de Ferrero. Es verdad que Rafter se retiró lesionado, pero para entonces el español ya había tomado la iniciativa en un partido que comenzó muy mal para él. España perdía por 0-1, el público estaba destrozado después des esfuerzo baldío del partido de Costa, y Ferrero añadió aún más drama desperdiciando un 4-0 de ventaja en la muerte súbita.

Pero este chico tiene juego y carácter. Sin mover un músculo de su rostro, aguantó el chaparrón de saque y volea de Rafter. Y, cuando el australiano comenzó a bajar el ritmo, cansado de la extrema concentración que reclama la tierra batida, pasó a dominar con su resto agresivo y sus golpes paralelos y cruzados. O sea, con todos los recursos de los especialistas en tierra. Aguantó y ganó otra muerte súbita, la de la segunda manga, otro detalle extraordinario para un joven de 19 años. Y comenzó a mover a su gusto a un Rafter que empezaba a lanzar la toalla cuando una lesión aceleró el proceso.

El primer punto ya había sido de una intensidad brutal. Costa y Hewitt se lanzaron a un duelo de tenis como si fueran dos solistas de guitarra en un concierto de heavy metal. Los intercambios desde el fondo fueron salvajes, extremadamente violentos. Era difícil seguir con la mirada la trayectoria de la bola. El partido comenzó demasiado rápido para Hewitt. En sólo 28 minutos, Costa se colocó 5-0. Daba la sensación de que sabía perfectamente lo que tenía que hacer: bolas largas y altas sobre el revés de Hewitt, paciencia y presión constante. Pero el australiano es un extraordinario luchador. Ésa era la fama que le precedía. Y cumplió. Costa le tenía atrapado, pero, en cuanto cedió un poco, Hewitt se metió en el partido como una locomotora. Comenzó a disfrutar, a enardecer a sus 1.500 fanáticos llegados desde Australia y ganó la segunda manga por 6-1.

La pelea aumentó de intensidad en los siguientes sets. El público iba excitándose a medida que los puntos caían de uno y otro lado. Costa, recuperada la concentración, ganó la tercera manga alargando los golpes. Pero volvió a bajar un poco el ritmo en la cuarta y se la llevó Hewitt. El australiano estaba en el partido que quería. Costa cometió el error de entrar en el cuerpo a cuerpo. Ya no buscaba el bote alto o el revés de Hewitt. El primer quinto set de esta final fue tremendo. El público se volcó rozando la antideportividad. Las dudas sobre el estado físico de Hewitt se disiparon. Cuando las bolas de Costa se quedaban cortas, se metía en la pista con la fuerza de un tanque. El español tuvo una última oportunidad cuando Hewitt sufrió un ataque de miedo a ganar con 0-40 en su contra en el último juego. Son los momentos en que aparecen los ganadores. Y aquí apareció el mejor Hewitt.

Esto no ha terminado. Aunque no lo crean algunos, todavía faltan las emociones más fuertes. En el doble, España va a pelear con Corretja y Joan Balcells contra una de las mejores parejas, Sandon Stolle y Mark Woodforde. Sea cual sea el resultado, al domingo llegan vivos los dos equipos. El drama sigue. Así es la Copa Davis.

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Sobre la firma

Alex Martínez Roig
Es de Barcelona, donde comenzó en el periodismo en 'El Periódico' y en Radio Barcelona. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Deportes, creador de Tentaciones, subdirector de EPS y profesor de la Escuela. Ha dirigido los contenidos de Canal + y Movistar +. Es presidente no ejecutivo de Morena Films y asesora a Penguin Random House.

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