_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Euforia y contrición

Por lo que veo, los socialistas andaluces salen de su congreso bastante eufóricos aunque algo contritos. La euforia viene de ese entusiasmo que provoca encontrarse con caras nuevas al comienzo de curso, aunque los profesores, los que mandan, sigan siendo los mismos. Faltaría más: son indiscutibles. La contrición la causa una idea que fue en su momento una crítica interna novedosa y ahora resulta algo tan estéril como una jaculatoria: hay que conectar con la sociedad, se lamentan los socialistas. Es éste un problema raro, que no solemos tener el común de los mortales. Generalmente, todos suponemos que podemos conectar con la sociedad porque sabemos que formamos parte de ella. De hecho, no creo que haya mucha gente -excepto casos patológicos- que se considere desarraigada de la colectividad.Si el PSOE no es capaz de entenderse con la sociedad puede deberse a varias causas. Una sería que la larga estancia en el poder le habría llevado a considerar que la sociedad es simplemente un conjunto de administrados, esa masa informe que hace cola al otro lado de la ventanilla y que se mantiene convenientemente a distancia gracias a un higiénico cinturón de asesores, jefes de gabinete, jefes de protocolo, chóferes y secretarias.

También podría deberse a una dificultad de lenguaje: quizá es que los socialistas y la gente común -es decir, la sociedad, los votantes- hablan lenguas diferentes. Es probable. No es sólo que los socialistas manejen una jerga propia -eso sucede en cualquier colectivo- sino que incluso cuando dicen cosas inteligibles resultan pasmosas. Por ejemplo, esa alusión constante al "liderazgo indiscutible" pienso que chirría en muchos oídos contemporáneos, acostumbrados desde hace tiempo a otras afinaciones: naufragado Sendero Luminoso, no creo que ni los zapatistas (los de Chiapas, que no los de Zapatero) hablen ya así.

La ristra de ditirambos que los aduladores cuelgan tras el nombre de Manuel Chaves tiende a crecer desmesuradamente. Horas después del cierre del congreso, la flamante vicesecretaria general, María del Mar Moreno, afirmaba en la radio pública andaluza que Chaves "no sólo es el líder indiscutible del PSOE a nivel orgánico, sino también el líder social de Andalucía". Y añadía que "el futuro está en sus manos y volverá a ser presidente de la Junta a poco que se lo proponga". Ya ven: esto no se queda así. Aún puede hincharse más.

Por lo demás, las cosas siguen como siempre. Hay caras nuevas en los coros, pero los solistas son los que eran. A Caballos le tocó en vísperas del congreso hacer un breve y molesto papel que no estaba claro si era de chivo expiatorio o de monstruo de las galletas, pero continuará controlando todo lo que controlaba. Como Pizarro. Como Zarrías, que incrementa su poder al contar con una incondicional en la vicesecretaría general.

La prueba de que nada cambia es que el Gobierno seguirá siendo el mismo. Es cierto que ha transcurrido poco tiempo desde su formación, pero también lo es que, desde entonces, se han producido dos congresos -uno federal y otro andaluz- que dicen marcar diferencias con el pasado. Y, visto así, ese Gobierno sería ya el pasado.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_