La gaviota bate las alas
El delantero del Celta echa a volar con tres goles contra el Barcelona
Puesto que Catanha no volaba, al público de Balaídos le dio una tarde, frente al Alavés, por jalear a una gaviota que se paseaba de portería a portería, rozando el larguero, como los disparos del hispano-brasileño, y moviendo las alas al estilo de las celebraciones del futbolista. Transcurrieron nueve jornadas sin que los brazos del segundo máximo goleador de la temporada pasada pudieran ponerse en simulación de vuelo. Hasta que llegó el Barcelona a presenciar el revoloteo del cangrejo rojo: tres goles.Puestos a encontrar explicaciones, la gente del Celta ya empezaba a pensar en maldiciones. Sólo un equipo acostumbrado a las desgracias puede frenar una racha semejante: 24 goles en 33 partidos con el Málaga. Pero el sábado se vio a un Catanha distinto. No es que se cuestione su compromiso con el equipo, porque nadie aparenta mayor sufrimiento que él cuando dispara a las nubes, pero por vez primera se le vio encarar al defensa central, hacer paredes, ametrallar al portero contrario.
Todo en Catanha guarda cierto aire de excentricidad. Sus celebraciones, su sigilosa carrera, incluso su fichaje por el Celta días después de que el Deportivo anunciase su contratación. Llegó a Vigo con el discurso de que no cambiaba Balaídos por Chamartín y menos por Riazor. Se declaró céltico de toda la vida y prometió mover las alas a menudo.
El Celta, cuyo máximo anotador del curso anterior no había superado los ocho goles, creyó estar camino de la gloria. Los más de 2.500 millones de pesetas pagados por él convirtieron a Catanha en el fichaje más caro del club vigués. Si se bordaba el fútbol pero no se marcaba, con él sería distinto.
Pero las plumas se le enquistaron en la pretemporada: en su debú, frente al Roma, falló hasta en la tanda de penaltis. Luego, le pudieron las ganas, se pensó, y empezó con tanta fuerza el campeonato que en la tercera jornada llevaba la media de Ronaldo: un gol frente a Osasuna, otro al Espanyol y otro a la Real Sociedad. Fue entonces cuando la gaviota se posó.
Lo que los delanteros llaman mala racha se prolongó a la selección nacional, con la que Cata-nha aún no ha agitado los brazos. Pero, después de muchas jornadas cavilando sobre su suerte agarrado a una baraja con Doriva y Giovanella, la rehabilitación se le abrió ante el Barcelona. Su irrupción destrozó a Dutruel. Ahora, Catanha tensa las alas pensando ya en el Madrid.
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