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Los programas olvidados

La oferta de servicio público tiene menos presupuesto y se lleva a horas de baja audiencia

Soledad Alcaide

Que un programa de servicio público alcance en una televisión autonómica un alto porcentaje de audiencia es todavía un hecho noticioso. Estos espacios suelen estar relegados a horarios de escaso público y es habitual que donde hay más de una televisión regional sólo tengan cabida en la segunda cadena (que suele ser minoritaria).Pero Salud al día, en Canal Sur, consiguió la tarde de su estreno, el pasado 26 de noviembre, ser el segundo espacio más visto de su cadena. Y eso a pesar de que se emite a las seis de la tarde y también de que está precedido por un programa de corazón y le sigue otro de resumen deportivo. Sólo el fútbol pudo con él.

Su director y presentador, José Antonio Gavira, opina que no es una casualidad. "Estamos de vuelta", asegura. "Después de una racha en la que todas las cadenas fueron detrás de una moda que era sacar al que la decía más gorda, ahora hay una sana vuelta al servicio público".

Su espacio es un buen ejemplo. Ni famosos, ni deportes, ni dinero en concurso. Con un interés más divulgativo que informativo, habla de salud. "A veces la gente no demanda cosas porque no sabe qué le interesa, y eso es lo que nosotros tratamos de dar", aduce Gavira sobre la necesidad de espacios que ofrezcan servicio público. Aunque es una obligación para los canales públicos, hay que mirar con lupa las rejillas de las autonómicas para encontrar programas similares.

En Cataluña, el presidente Jordi Pujol ha manifestado que el hecho de emitir en lengua catalana ya es servicio público, porque contribuye a normalizar la difusión de la lengua. Aun así, TV-3 y Canal 33 destacan por su calidad y esta temporada se ha estrenado con éxito Baobab, dedicado a la música.

En la Comunidad Valenciana, el servicio público es casi inexistente en Canal 9. La cadena ni siquiera emite en la lengua autonómica en horario de máxima audiencia. Otra cosa es Punt Dos, el segundo canal. En él pueden seguirse programas como Metropolità o el cultural Colp d'ull. "Los directivos de las cadenas deberían cuidar la opción de que se vean este tipo de programas", señala Rafa Alborch, director de Colp d'ull. "Y no marginarlos para que acaben convertidos en programas de culto".

Telenoticias sin fronteras, de Telemadrid, es otro ejemplo de divulgación. Este noticiario informa a los extranjeros residentes en la capital sobre sus países de origen y también de cómo funciona en España la Administración, la economía, quiénes son los políticos, etcétera. Su directora, Susana Pfingsten, considera que los espacios de servicio público no tienen por qué ser menos vistos. "La respuesta es buena cuando el producto es interesante. Es la premisa en cualquier medio".

En su opinión, el problema es el presupuesto que las televisiones suelen dedicar a este tipo de producciones: "Las grandes cantidades se van en pagar estrellas para los grandes concursos".

Y lo que sucede es que este tipo de programas se convierte en los grandes olvidados. Lo que se explica, entre otras cosas, porque nadie vigila si las cadenas autonómicas cumplen o no con la obligación de emitirlos.

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Sobre la firma

Soledad Alcaide
Defensora del Lector. Antes fue jefa de sección de Reportajes y Madrid (2021-2022), de Redes Sociales y Newsletters (2018-2021) y subdirectora de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS (2014-2018). Es licenciada en Derecho por la UAM y tiene un máster de Periodismo UAM-EL PAÍS y otro de Transformación Digital de ISDI Digital Talent. 

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