Los socialistas franceses acentúan el discurso de izquierdas
,Martine Aubry y Elisabeth Guigou, dos de las personalidades fuertes del socialismo francés, descartaron ayer toda marcha atrás en la implantación de la jornada de 35 horas semanales y se comprometieron a defender un Estado sólido como corrector del mercado y resistente a la "mundialización". Estas intervenciones se produjeron durante el congreso que el Partido Socialista celebra en un ambiente de giro hacia posiciones radicales: un portavoz de Izquierda Socialista reclamó la elevación del salario mínimo a 7.000 francos (casi 180.000 pesetas) y en el que sólo el ministro francés de Economía, Laurent Fabius, introdujo el discurso de la duda. Fabius advirtió contra la tentación de creer que la división entre los líderes de la derecha permite dar por hecho el triunfo electoral. "La derecha sigue existiendo en la base", dijo, y centró la necesidad de mantener el servicio público y la regulación como armas para resistir la "mercantilización de la educación del medio ambiente y de todo lo que vive"; pero advirtió de que el crecimiento económico "no tiene nada de automático" y, por tanto, no cabe fiarlo todo a un reparto de lo conseguido a corto plazo, sino a establecer "políticas duraderas más allá de las elecciones".
Frente a los discretos aplausos cosechados por el ministro de Economía, 4.000 pares de manos se alzaron para ovacionar a la ex ministra de Empleo y Solidaridad Martine Aubry, quien habló de "continuar las reformas", "construir nuevas articulaciones entre el Estado y la sociedad, entre el Estado y el mercado", y renovar la fe en el "Estado protector", que no puede permitir que "el progreso social se detenga a la puerta de las pequeñas empresas". Aubry se refirió así a la exigencia de la principal organización patronal para que se anule la aplicación de la jornada de 35 horas semanales en las empresas de menos de 21 trabajadores. Guigou, actual ministra de Empleo, dijo que "la ley de las 35 horas seguirá siendo la ley", e invitó a los empresarios a que dejen de llorar y hagan propuestas para resolver la precariedad de mano de obra.
Presidente ciudadano
El jefe del Gobierno, Lionel Jospin, reserva su discurso para hoy. A él se refirió Guigou como el candidato a ser "un presidente ciudadano" en los comicios de 2002, en contraposición a la grandeur de anteriores presidentes de la República, mientras Fabius reconocía también la capacidad de "arbitraje" de Jospin entre los diferentes grupos del partido y de la "izquierda plural". En ejercicio de ese arbitraje, Jospin abogó ayer para que termine la polémica acerca de si Francia debería hacer un acto oficial de arrepentimiento por el uso de la tortura durante la guerra de Argelia: defendió que "se conozcan" los hechos históricos, pero sin que eso acarree mayores consecuencias en el presente.
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