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FÚTBOL Copa Intercontinental

El sufrimiento cotidiano de Iker Casillas

El portero vive duras jornadas bajo la supervisión de Manuel Amieiro, su entrenador

Diego Torres

Cubierto de césped y sudor, Iker Casillas lleva una hora y media entrenándose y da muestras de agotamiento. Sus rasgos y su piel son los propios de un adolescente. Un joven impávido ante la enorme responsabilidad que asume, pero algo mosca si se le mira bien a los ojos. El entrenador de porteros del Madrid, Manuel Amieiro, le manda hacer una serie de ejercicios abdominales. Luego otros. Y luego otros... Y Casillas se la suelta:-Si sigo a este ritmo, a los 24 años me retiro.

Amieiro le traspasa con la mirada. Desde hace nueve años le ve cada mañana revolverse en el barro y crecer. Ahora, el chico que ha centrado la mayoría de sus horas de trabajo en la Ciudad Deportiva, ha cumplido sus 19 y es el guardameta titular del primer equipo. Ha ganado una Copa de Europa y va camino de la segunda. Se ha enfrentado a muchos de los mejores jugadores del mundo. Rivaldo, Figo, Beckham, Scholes, Piojo López, y otros, vieron de cerca su perfil esbelto, algo cuadrangular, de un metro ochenta y cuatro. Siempre inmutable. Del mismo modo que se enfrentará al Loco Palermo y a Román Riquelme, del Boca, el martes que viene por la Copa Intercontinental. A su edad, Casillas parece un muchacho afortunado para quienes no le ven sufrir con los trámites del entrenamiento cotidiano.

-¿Cómo te encuentras ahora?" -le pregunta la voz ronca de Amieiro, dispuesto a pedirle otro ejercicio.

-Bien- afirma el pupilo.

-Tú has estado bien dos días en tu vida- le espeta la voz ronca. El técnico vuelve a poner a prueba su técnica, sus reflejos y su tren inferior lanzándole balones a corta distancia, a un lado y al otro, para obligarle a estirarse para hacer paradas a izquierda y derecha, caer, levantarse, caer y levantarse durante unos minutos que al portero se le hacen interminables. Iker se arrastra. Las series se prolongan. Dice algo por lo bajo. Un lamento.

-Si la hubieras hecho bien a la tercera ya habrías terminado- lo sanciona Amieiro.

La temporada pasada, cuando John Benjamin Toshack dirigía al equipo, Casillas fue declarado inoperante para el Real Madrid. Lo dijo el propio Toshack después de hacerle jugar un par de veces para verle cometer errores en sendos partidos mientras el Madrid marchaba a la deriva en plena crisis. Un remolino destructivo del que no se libraba nadie. Ni el técnico, ni el tercer portero, de 17 años.

Cuando el galés fue despedido, su sustituto Vicente del Bosque, propició el reencuentro de Casillas con Amieiro, distanciados porque Toshack no quería entrenador específico. "Lo más difícil que hay en este mundo", dice Amieiro, "es hacer que alguien pase por el tubo y que, además, se vaya contento". Precisamente, ése es su trabajo. Exprimir a Bodo Illgner (33 años), César Sánchez (29) e Iker Casillas (19), con los que mantiene una relación "paternal" y "difícil". Debe hacerlos competir cada día: "Les digo que al que tienen al lado no le den ni esto , siempre desde la legalidad y la honestidad".

Amieiro es el responsable de 33 porteros del Madrid, entre el primer equipo y los juveniles. Por las mañanas hace preparación física especial de los mayores y pone mucho hincapié en las técnicas: blocaje, blocaje aéreo, recogida de balón... Por las tardes mira a los más bisoños. Desde que se mete en el vestuario su principal función es la de observar: "Por las mañanas ya veo lo que hay. Lo que dicen, sus gestos, cómo caminan, si traen algún problema de casa, o cualquier cosa que los disponga más o menos a realizar un esfuerzo". Previamente, ha repasado vídeos: cintas con actuaciones de porteros en la Liga española y en otros campeonatos, así como la película del entrenamiento del día previo. Eso le permite discutir los fallos puntuales con apoyo documental. Cuando los entrenamientos terminan se queda discutiendo acciones concretas, sobre todo con César y Casillas. "Porque un preparador de porteros debe ser algo más que alguien que va y que chuta... un chutador de porteros".Amieiro dice que Casillas no sólo no se pone nervioso nunca, sino que disfruta compitiendo: es su talento. Casillas sufre más en los entrenamientos que ante los grandes goleadores, en las grandes citas. Tiene un coche americano de diseño de posguerra cargado con muñecos de peluche que le regalan las aficionadas a grito pelado. También tiene una imberbe cara de niño. Pero engaña con declaraciones lapidarias: "Si no sabes que la cagas cuando la cagas es que te engañas a ti mismo, y si te engañas a ti mismo es que no puedes estar en la alta competición".

Ayer en Tokio, Iker Casillas pasó entre dos policías que se cuadraron al estilo japonés. Junto al campo de entrenamiento, su recuento fue de vértigo: "Hay que ver las carambolas que da la vida. Hace dos años acompañé aquí al primer equipo y gané el que puedo considerar mi primer trofeo: la Copa Intercontinental de 1997. El martes lo voy a intentar de nuevo. Hace dos años jugaba en el Madrid C".

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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