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FÚTBOL 11ª jornada de Liga

El Oviedo se da una fiesta sobre el barro

El Oviedo ha logrado una rara efectividad en su estadio, en el que se ha familiarizado con los triunfos en un tono general de solvencia que ayer acabó con el Valladolid pidiendo clemencia. El equipo de Antic tuvo problemas al principio, pero acabó rondando la goleada.El Valladolid apenas duró sobre el campo media hora, lo que el redivivo Oli tardó en ponerse su viejo disfraz de sabueso del área. El idilio de Oli en su reencuentro con el Oviedo tuvo ayer un cierto carácter de recital. Abrió el marcador con un gol de pillo, fabricó esplendorosamente el segundo tanto y cabeceó dos veces con los máximos honores: una, para poner a prueba a un Bizzarri que estuvo inspirado a pesar de los cuatro goles; otra, para estampar el cuero en el larguero de su portería.

OVIEDO 4 VALLADOLID 1

Oviedo: Esteban; Keita, Martinovic, Danjou, Boris (Ivo, m. 63); Amieva, Tomic, Onopko, Rubén Reyes (Iván Ania, m. 69); Oli y Losada (Möller, m. 76).Valladolid: Bizzarri; Marcos, García Calvo, Santamaría; Torres Gómez, Eusebio (Kaviedes, m. 67), Antonio López, Fernando Sales (Pachón, m. 82), Jesús; Ciric (Caminero, m. 46) y Alberto. Goles: 1-0. M. 38. Oli remata en el área pequeña tras una dejada de Losada. 2-0. M. 57. Rubén Reyes, con la zurda, culmina un contraataque de Losada. 3-0. M. 73. Losada, en jugada personal. 3-1. M. 85. Pachón, tras jugada de Alberto. 4-1. M. 89. Möller culmina otra réplica. Árbitro: Ramírez Domínguez. Amonestó a Onopko, Tomic, Amieva, García Calvo, Eusebio y Caminero. Unos 23.000 espectadores en el estadio Tartiere.

El segundo tiempo fue una fiesta azul. Y ello, aunque al Oviedo le tocó arrancar hacia la mitad del Tartiere que tiene el césped hecho un fangal. El Valladolid, un equipo desenvuelto, pero blando e inocente, se fue del partido cuando un gran remate del joven Rubén Reyes supuso el 2-0.

Al festín no podía faltar Esteban, con sus dos o tres paradas de todos los domingos. Y todo acabó con un gol de Möller, el danés que la hinchada azul reclama y jalea en los momentos de mayor distensión, para que no faltase ningún invitado a la fiesta.

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